viernes, 26 de septiembre de 2025

La Oración como Alimento del Peregrino


Reflexión | P. Ciprián Hilario, msc


 

La Oración como Alimento del Peregrino

Homilía 6to. día Fiestas Patronales San Jerónimo 26 de sept. 2025

Textos: Ageo 2,1-9; Salmo 42,1-4; Lucas 9,18-22

 

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy reflexionamos sobre las lecturas del día bajo el tema de la oración como alimento del peregrino. En nuestra vida, somos peregrinos en camino hacia la casa del Padre, y la oración es el sustento que nos fortalece, nos guía y nos conecta con Dios en este viaje. Las lecturas de hoy nos ofrecen una profunda enseñanza sobre cómo la oración nos sostiene en momentos de duda, nos anima en la misión y nos prepara para llevar nuestra cruz.

 

Contexto de las lecturas

En Ageo 2,1-9, el profeta anima al pueblo de Israel, desalentado por la aparente insignificancia del nuevo templo en comparación con el anterior. Dios, a través de Ageo, les asegura: “¡Ánimo! Yo estoy con ustedes”. La presencia de Dios es la verdadera gloria del templo, no las riquezas materiales. Este mensaje nos invita a confiar en Dios cuando nuestras obras parecen pequeñas, pues Él las transforma con su presencia.

 

En el Salmo 42,1-4, el salmista expresa un anhelo profundo por Dios, como un ciervo que busca agua. Este clamor refleja nuestra necesidad de oración, que sacia nuestra sed espiritual y nos lleva a la alegría de estar en la presencia de Dios.

 

En Lucas 9,18-22, Jesús, en un momento de oración, pregunta a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que soy yo?”. Pedro confiesa que Él es el Mesías, pero Jesús revela que su camino incluye el sufrimiento y la cruz. La oración de Jesús precede esta revelación, mostrando que es en la intimidad con el Padre donde encuentra fuerza para su misión.

 

El tema: La oración como alimento del peregrino

La oración es el alimento que sostiene al peregrino en su camino hacia Dios. Así como el cuerpo necesita comida para vivir, el alma necesita la oración para mantenerse fuerte y enfocada en la meta. Las lecturas nos muestran cómo la oración nos conecta con Dios, nos da esperanza y nos prepara para los desafíos de la vida.

 

Siete puntos importantes para la vida hoy

1-La oración nos conecta con la presencia de Dios: En Ageo, Dios promete estar con su pueblo. Hoy, la oración nos asegura que Dios camina con nosotros, incluso en momentos de incertidumbre o cuando nuestros esfuerzos parecen insuficientes.

 

2- La oración aviva nuestra esperanza: El salmista, sediento de Dios, encuentra consuelo en su presencia. En un mundo lleno de distracciones y desafíos, la oración nos recuerda que nuestra esperanza está en Dios, quien nunca nos abandona.

 

3- La oración nos ayuda a discernir la verdad: En el Evangelio, la confesión de Pedro surge en un contexto de oración. La oración nos abre al Espíritu Santo, que nos guía para reconocer a Jesús como el Salvador y entender nuestra misión.

 

4- La oración nos fortalece para llevar la cruz: Jesús, en oración, acepta el camino del sufrimiento. En nuestra vida, la oración nos da la fuerza para enfrentar las dificultades, las pérdidas y las pruebas con fe y confianza en Dios.

5- La oración transforma lo pequeño en grande: Ageo anima al pueblo a no despreciar el templo humilde, porque Dios lo llenará de gloria. La oración nos enseña a ofrecer nuestras pequeñas acciones a Dios, quien las multiplica para su Reino.

 

6- La oración es un anhelo del corazón: El Salmo 42 nos muestra un deseo ardiente por Dios. La oración no es solo un deber, sino una respuesta natural al amor de Dios, que nos llama a buscarlo constantemente.

 

7- La oración nos prepara para la misión: Jesús, tras orar, revela su identidad y propósito. Como peregrinos, la oración nos prepara para vivir nuestra vocación, ya sea en la familia, el trabajo o la comunidad, siendo testigos de Cristo.

 

Aplicación práctica

Hermanos, hagamos de la oración nuestro alimento diario. Dediquemos tiempo cada día para hablar con Dios, ya sea en la Eucaristía, el Rosario, la lectura de la Palabra o un momento de silencio. Que nuestra oración no sea solo palabras, sino un encuentro vivo con Dios, que nos sostiene como peregrinos en este mundo.

 

Conclusión

Como el ciervo que busca el agua, que nuestro corazón busque a Dios en la oración. Que, como Jesús, encontremos en la oración la fuerza para llevar nuestra cruz y cumplir nuestra misión. Y que, como el pueblo en tiempos de Ageo, confiemos en que Dios está con nosotros, transformando nuestras vidas con su presencia. Que María, Madre de la oración, nos guíe en este camino. Amén.





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