Documentos | Johan Pacheco
Carta apostólica del Papa
León XIV: Diseñar nuevos mapas de esperanza
En el 60.º
aniversario de la declaración conciliar Gravissimum educationis el Papa exhorta
a desarmar “las palabras, levanten la mirada, custodien el corazón”, colocando
en el centro de la educación a la persona, y diseñar nuevos mapas de esperanza
en el mundo actual.
Este martes 28
de octubre es publicada la Carta Apostólica "Diseñar nuevos mapas de esperanza" del Papa León XIV en el 60.º
aniversario de la declaración conciliar Gravissimum educationis:
“Con ese texto, el Concilio Vaticano II recordó a la Iglesia que la educación
no es una actividad accesoria, sino que constituye la trama misma de la
evangelización: es la forma concreta en que el Evangelio se convierte en gesto
educativo, relación, cultura”.
La carta
apostólica “Diseñar nuevos mapas de esperanza”, está compuesta por un prólogo y
nueve títulos que repasan la historia de la educación católica, como “la
historia del Espíritu en acción”. La "tradición viva" de la fe y la
razón, vivida en el conjunto: educadores, estudiantes y familia. Y con ello
"la brújula de Gravissimum educationis".
“La
declaración conciliar Gravissimum educationis reafirma el
derecho de todos a la educación y señala a la familia como la primera escuela
de humanidad. La comunidad eclesial está llamada a apoyar entornos que integren
la fe y la cultura, respeten la dignidad de todos y dialoguen con la sociedad.
El documento advierte contra cualquier reducción de la educación a una
formación funcional o a un instrumento económico: una persona no es un 'perfil
de competencias', no se reduce a un algoritmo predecible, sino que es un
rostro, una historia, una vocación”, expresa el Papa en su carta apostólica.
Y destaca
además la centralidad de la persona en la educación: “La educación no es solo
transmisión de contenidos, sino aprendizaje de virtudes. Se forman ciudadanos
capaces de servir y creyentes capaces de dar testimonio, hombres y mujeres más
libres, que ya no están solos”.
“La escuela
católica es un entorno en el que se entrelazan la fe, la cultura y la vida. No
es simplemente una institución, sino un entorno vivo en el que la visión
cristiana impregna todas las disciplinas y todas las interacciones. Los
educadores están llamados a asumir una responsabilidad que va más allá del
contrato de trabajo: su testimonio vale tanto como sus lecciones.”
También
recuerda el principio fundamental de la "Identidad y subsidiariedad";
la responsabilidad con la casa comun y la "contemplación de la
Creación"; y propone "la constelación educativa" ya que "el
mundo educativo católico -dice el Papa León XIV- es una red viva y plural:
escuelas parroquiales y colegios, universidades e institutos superiores,
centros de formación profesional, movimientos, plataformas digitales,
iniciativas de service-learning y pastorales escolares, universitarias y
culturales”.
“Las
constelaciones reflejan sus luces en un universo infinito. Como en un
caleidoscopio, sus colores se entrelazan creando nuevas variaciones cromáticas.
Lo mismo ocurre en el ámbito de las instituciones educativas católicas, que
están abiertas al encuentro y a la escucha con la sociedad civil, con las
autoridades políticas y administrativas, así como con los representantes de los
sectores productivos y de las categorías laborales”, afirma el Papa.
También
reflexiona sobre la "navegación en los nuevos espacios", como los
tecnológicos y digitales: “Para habitar estos espacios se necesita creatividad
pastoral: reforzar la formación de los docentes también en el ámbito digital;
valorizar la didáctica activa; promover el service-learning y la ciudadanía
responsable; evitar cualquier tecnofobia".
“El punto
decisivo no es la tecnología, sino el uso que hacemos de ella. La inteligencia
artificial y los entornos digitales deben orientarse hacia la protección de la
dignidad, la justicia y el trabajo; deben regirse por criterios de ética
pública y participación; deben ir acompañados de una reflexión teológica y
filosófica a la altura.”
Retoma también
“la estrella polar del Pacto Educativo” como “herencia profética” del Papa
Francisco: “Es una invitación a crear alianzas y redes para educar en la
fraternidad universal. Sus siete caminos siguen siendo nuestra base: poner a la
persona en el centro; escuchar a los niños y a los jóvenes; promover la
dignidad y la plena participación de las mujeres; reconocer a la familia como
primera educadora; abrirse a la acogida y la inclusión; renovar la economía y
la política al servicio del hombre; cuidar la casa común. Estas ‘estrellas’ han
inspirado a escuelas, universidades y comunidades educativas de todo el mundo,
generando procesos concretos de humanización”, escribe el Papa León.
Y finalmente
su exhortación a trazar nuevos mapas de esperanza: “La educación católica puede
ser un faro: no un refugio nostálgico, sino un laboratorio de discernimiento,
innovación pedagógica y testimonio profético. Diseñar nuevos mapas de
esperanza: esta es la urgencia del mandato”.
“Pido a las
comunidades educativas: desarmen las palabras, levanten la mirada, custodien el
corazón. Desarmen las palabras, porque la educación no avanza con la polémica,
sino con la mansedumbre que escucha”, manifiesta el Papa.
Concluye el
Santo Padre pidiendo “a los pastores, a los consagrados, a los laicos, a los
responsables de las instituciones, a los profesores y a los estudiantes: sean
servidores del mundo educativo, coreógrafos de la esperanza, investigadores
incansables de la sabiduría, artífices creíbles de expresiones de belleza”.
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