La
Familia | Arelis Encarnación
Agradecer, un acto de amor
Al
agradecer a alguien por haber aportado en cualquier ámbito de nuestra vida
diaria, estamos reafirmando que entendemos lo realizado y a su vez les estamos
enviando un mensaje de que ha valido la pena el esfuerzo.
Siempre
que podamos agradecer a alguien su ayuda hacemos de esa persona un mejor ser
humano. Un gracias con mayúscula, una sonrisa, un toque en la espalda del amigo
que en ese momento está decaído hacen la diferencia, Gestos que provocan un
gran bienestar en quien lo recibe.
Animémonos
a ser agradecidos con nuestros semejantes; esto ayuda a seguir el camino con
más alegría, más motivados y renovados.
Hay
algunos aspectos de nuestra vida que no nos hacen mejores personas, al contrario,
corrompen nuestro corazón, creando barreras y aflorando grandes diferencias
entre personas que en el fondo poseen una calidad humana grandiosa.
Solo
tenemos que poner especial atención al mirar a alguna persona a los ojos,
podemos encontrar muchas expresiones. Entre ella la tristeza, la alegría; pero
también podemos ver reflejos de su alma.
En
este tiempo de confinamiento tenemos mucho que aprender, por ejemplo, salir de
nuestra zona de confort es una de ella.
En
estas fiestas navideñas donde nació Jesús, sería bueno aprovechar para hacer un
examen de conciencia y con ello reconocer que no somos infalibles, que nos
necesitamos.
Reconociendo
que ante Dios somos iguales en esencia, entenderemos que las barreras no
existen, y por qué Jesús nació en un humilde establo, sin apenas comodidades.
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