sábado, 12 de diciembre de 2020

El diálogo necesario: ciencia y ética

Cultura y Vida | Jahuil Alexander Doroteo P., MSC



Diálogo necesario entre ciencia y ética

Esta era, marcada por los avances a nivel de la biología y la medicina, muestra un desarrollo significativo para la humanidad. En este sentido, la ciencia y la ética trabajaban de la mano en el desarrollo de ambas, lo cual cambió gracias al progreso científico-técnico, donde ciencia y técnica han marcado un nuevo estilo de vida y una nueva manera de pensar, centrándose en la comprobación empírica. Por este motivo, el ser humano actual parece tener una fe ciega en los avances científicos, que se refleja en la medicina, la cual ha logrado un notable progreso en las técnicas de reproducción humana, contracepción, etc. Sin duda esto genera nuevos problemas y valores donde la ética debe dar su opinión.


Una apuesta por la vida presenta varios principios éticos a tener en cuenta, tales como, el de beneficencia, el de autonomía y el de justicia


Por ende, del diálogo de las ciencias de la vida y la moral nació la bioética, la cual hace referencia a la moral de la vida. Ella hace una reflexión interdisciplinar en relación con los desafíos morales de los avances de la ciencia y las técnicas biomédicas. En este sentido, la moral cristiana hace su reflexión desde la razón y la fe para presentar sus orientaciones éticas.

Por ello la ética debe partir de las ciencias humanas, porque ellas le dan contenido concreto para la determinación de los valores. En ese sentido, para la bioética el presupuesto de su reflexión es el conocimiento sobre el hombre. Esto ha permitido la creación de comités de ética que velan por la licitud moral en ciertos procedimientos médicos.

Eugenio Alburquerque, en su obra Bioética, Una apuesta por la vida presenta varios principios éticos a tener en cuenta, tales como, el de beneficencia, el de autonomía y el de justicia. Ellos ayudan a una comprensión del ser humano desde su dignidad y muestran las exigencias éticas por parte de la sociedad. Gracias a estos reglamentos se puede cuestionar a la ciencia y la técnica sobre el fin de sus investigaciones.

De esta manera, ellas deben reconocer que poseen límites y su trabajo tiene la prioridad de ayudar al desarrollo integral de la persona y no a su destrucción. Por lo tanto, la bioética frente a una sociedad movida por los intereses económicos y políticos, tiene el mandato de seguir promoviendo el impulso humanizador y la dignidad de la persona.


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