Recordar a Duarte, amigo

Hablemos en voz alta | Dra. Miguelina Justo

 

Recordar a Duarte como amigo

 

Hoy, a 208 años del nacimiento de Juan Pablo Duarte, escojo recordarlo como el amigo que fue. Un ejemplo de cómo cultivó este lazo fue la correspondencia que mantuvo durante sus largos años de exilio con Félix María Del Monte.

 

En una de las cartas que Duarte le escribiera a este abogado dominicano dice: “Tienes razón y mucha en aconsejarme, cual lo haces, diciéndome: consérvate bueno, conserva tu cabeza, y tu corazón”. Duarte escucha la exhortación del amigo, la hace suya. Baja la cabeza y asiente, “tienes razón, debo conservarme bueno”. No es difícil sospechar que pudo haber motivado el consejo de Del Monte para Duarte. Sabemos las amarguras que ambos sufrieron. Del Monte estaba exiliado en Puerto Rico, mientras Duarte sobrevivía en Venezuela. A ambos les dolía una República Dominicana cercenada por intereses mezquinos. El patricio parece devolver el aliento que su compañero le ha brindado. Lo motiva a seguir trabajando por y para la patria que ambos soñaron. Le advierte que no hay descanso para quienes asumen esta tarea.

 

Sabemos que esta carta y las demás que Duarte le dirigiera fueron atesoradas por Del Monte. Así mismo lo afirmó el también poeta y dramaturgo, cuando se dirigió a quienes junto a él recibían los restos mortales del Patricio en el Santo Domingo de 1884. El socio de Duarte en la Sociedad La Filantrópica dijo que conservaba estas cartas “como los postreros latidos de aquel corazón todo amor y patriotismo”.

 

Duarte, hoy así te recuerdo, amigo. Te ofrezco mi oído y mi palabra también. Ojalá ser el amigo que fuiste, ese que comparte sueños y acciones, ese que habla desde el corazón y se muestra vulnerable, ese cuya palabra atraviesa mares y distancias para alentar a quien también sufre la patria lejana y perdida. Que tus palabras sigan latiendo en nuestros corazones, para que seamos la nación que soñaste.

 

La imagen compartida se tomó de la página www.enciclopediadominicana.org.