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| P. William Arias
Abril de la Pascua
Este abril 2021 comenzó con el Triduo Pascual,
donde celebramos la muerte y la resurrección de Jesucristo, triunfador de la
vida, y el comienzo del tiempo litúrgico de la Pascua. Tal vez no hemos podido
celebrar estos días de la Semana Santa como siempre, pero en la medida de lo
posible lo hicimos. Ahora bien, el fervor y la centralidad en nuestra fe, eso
no faltó y el coronavirus no lo impidió.
Desde que la pandemia apareció, hace ya más de un
año, la humanidad creyente entró en una especie de cuaresma larga y profunda, y
por qué no, podríamos decir que toda la humanidad, el mundo entero. Gracias a
las vacunas que están llegando a nuestra gente, podemos decir que este tiempo
de sacrificio comienza a pasar, la Cuaresma va quedando atrás y la Pascua, la
Resurrección ha llegado. Por eso es interesante que con la victoria sobre la
covid19, celebremos también la victoria de Cristo sobre la muerte. El mundo se
abre a la Pascua y hay esperanza de vida para todos los seres humanos.
Tras la Pascua debe surgir en nosotros un nuevo
proyecto de vida, una nueva manera de ser y de relacionarnos con los demás y
con Dios, pues lo de Cristo ha quedado como lo verdadero y eterno. La muerte,
que es el principal temor del hombre, ha sido destruida, ya no tiene poder
sobre nosotros, la última palabra ha sido Palabra de Dios y es definitiva y
total. Por eso es que las cosas deben ser distintas y mejores.
Hay que tener mentalidad de resucitado, hay que
trabajar por hacer posible lo mejor en el mundo a partir de nosotros, debe y
tienen que surgir y hacerse ver las posibilidades maravillosas que Dios ha
puesto en nosotros, las cuales por nuestra cobardía o por lo que sea las hemos
enterrado y ahora deben salir de su tumba y hacerse visibles en bien de toda la
humanidad.
Hay que salir fuera y hacer presente a Cristo con
un nuevo destello, con una nueva luz: la luz del Resucitado, el que se ha
puesto por encima del pecado y de la muerte, el que nos ha traído la alegría de
la salvación y de la vida eterna en Dios.
Una nueva energía debe fortalecernos y darnos las
fuerzas para hacer posible el trabajo en la reconstrucción del mundo que
tenemos por delante. Hay mucho que hacer, las haraganerías no son posibles;
impregnar el mundo de la gracia traída por Cristo en su resurrección es la
tarea que está por delante nuestro.
La existencia del hombre y la mujer creados por
Dios y ahora redimidos por su Hijo, no puede seguir igual, y más aún saliendo
de esta amenaza que ha sido el coronavirus, por lo tanto, con la alegría del
Resucitado y el Espíritu Santo que nos acompaña vamos a vivir este tiempo
pascual a plenitud, y vamos a hacer distinta, diferente y en orden al bien la
vida que se nos ha dado, que no es vida en “chin”, sino vida eterna.
¡¡¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!!!
Imagen de la liturgia pascual en la parroquia Santa Rosa de Lima, El Millón, Santo Domingo, DN.
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