jueves, 10 de junio de 2021

Experimentación sobre trasplante de órganos


Bioética | Jahuil Alexander Doroteo, MSC



Experimentación sobre trasplante de órganos

 

Al hablar de experimentación científica sobre los trasplantes de órganos, no podemos dejar de lado las prácticas nazis y la responsabilidad moral, tanto de los que vencieron como de los vencidos. Para entrar en este tema, el autor hace algunas aclaraciones, tales como una investigación es un procedimiento inductivo-deductivo que se orienta a la observación de un fenómeno, en el ámbito humano, y la comprobación de una hipótesis a partir de ciertas observaciones realizadas, y la experimentación, que se refiere a la investigación del ser humano, donde él es el objeto sobre el cual se quiere verificar un efecto poco conocido o por conocer de un determinado tratamiento.

 

 

En los derechos del enfermo, hay que tener presente el consentimiento del enfermo y la información de todo lo que se le va a practicar, para poder realizar un diagnóstico moral, aunque ello no es suficiente

 

 

Por consiguiente, la bioética debe centrarse en su objeto material y formal, la vida bajo la razón humana, para hablar de investigación y experimentación en relación al mismo. En este sentido cuando hablamos de vida en general y la humana, hay una diferencia sustancial y no solo gradual, siendo el punto de vista fundamental el ético para abordarla. Ella debe ser respetada también cuando el investigador hace experimentos en sí mismo. Es lo que se llama autoexperimentación, pues el respeto a la vida debe ser igual que en todas las personas. En este punto tenemos la experimentación clínica, cuyo objeto principal es la curación del paciente y su finalidad es terapéutica, y la no clínica, que se realiza en personas que no necesitan ningún tratamiento.

 

Experimentación embrional

 

En este sentido, hay que tener en cuenta algunas claves éticas de la experimentación con seres humanos. Por ejemplo en la experimentación embrional, la ética debe crear una conciencia de responsabilidad sobre la dignidad humana desde que nace hasta su muerte. Siguiendo al Magisterio de la Iglesia, el autor expresa que está en contra de ver a la experimentación y la investigación como indicadores del sentido de la vida y del progreso. En los derechos del enfermo, hay que tener presente el consentimiento del enfermo y la información de todo lo que se le va a practicar, para poder realizar un diagnóstico moral, aunque ello no es suficiente; lo cual muestra que la persona humana es sagrada y nadie tiene el derecho de manipularla.

 

Es reconocer que la ciencia permite solidarizarse con enfermos necesitados, pero los donantes son escasos, pues falta generosidad

 

En este mismo tenor, hay un gran desafío ético cuando hablamos de donación y trasplantes de órganos. Si bien han ayudado a abrir caminos para la medicina, también han propiciados prácticas corruptas en beneficio de algunos. En este sentido el teólogo siguiendo al Episcopado Español, dice que según el gran mandamiento del amor es admisible la donación de órganos y su trasplante, ya que es un gesto de solidaridad con el prójimo. Esto no deja de lado la responsabilidad de informar al donante y tener su consentimiento sin imposición o manipulación. Es reconocer que la ciencia permite solidarizarse con enfermos necesitados, pero los donantes son escasos, pues falta generosidad.

 

Además existen algunas fronteras que el donante debe tener en cuenta, tales como no atentar contra su vida; la donación debe ser de un órgano par; no ser obligado a donar sus órganos; y se debe condenar por medio de la ética cualquier intento de tráfico de órganos. En el caso de los cadáveres, se dice que es preferible que la donación de órganos sea de las personas muertas, pues nadie está obligado a atentar contra su salud. Por ende, este gesto debe tenerse como signo de amor cristiano.

 

Tipos de trasplantes

 

En este análisis, el autor sabe que, debido al avance de la medicina, en cuestiones de trasplantes de órganos, es posible hacerlo siempre que haya donantes disponibles. Por eso, existen varios tipos de trasplantes de órganos. Ellos son: el trasplante autoplástico, que es como un autoinjerto, debido a que el tejido utilizado procede del mismo organismo, por esto el mismo donante es receptor; el heteroplástico, el cual se orienta a tomar tejidos de un animal y se ponen al ser humano, donde el animal se convierte en donante y la persona en receptor. Por ello la ética no tiene reparos en aceptar esta acción, porque va en bien de la salud de las personas.

 

Referencia: Blázquez, N., Bioética, La nueva ciencia de la vida, Madrid, 2000



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