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Los
estigmas de Cristo: el sello de la Pasión que el Padre Pío recibió hace 103
años, durante una aparición
El fraile de Pietrelcina fue
sometido a un interrogatorio y un estricto estudio de las heridas que había
recibido, siendo consideradas verdaderas por el obispo Carlo Raffaele Rossi
En 1921, Mons. Carlo Raffaele Rossi sometió
al fraile y sacerdote Pío de
Pietrelcina a un interrogatorio en el que le preguntaba
sobre las heridas que había recibido, de las que se afirmaba que eran los
estigmas del Señor impresos en su cuerpo. En su informe, el obispo recoge la
declaración que hizo el Padre Pío: "Repentinamente fui preso
de un temblor, luego me llegó la calma y vi a Nuestro Señor en la actitud de
quien está en la cruz, pero no vi si tenía la cruz, lamentándose de la mala
correspondencia de los hombres, especialmente de los
consagrados a Él que son sus favoritos".
Tras ese momento, le sobrevino un deseo de
profundizar en los dolores de la Pasión del Señor,
al tiempo que se ocupaba de la salud de sus hermanos. En ese momento, "me
sentí lleno de compasión por los dolores del Señor y le pregunté qué podía
hacer. Oí esta voz: 'te asocio a mi Pasión'. Y en seguida, desaparecida
la visión, he vuelto en mí, en razón, y vi estos signos de los que salía
sangre. No los tenía antes". Los hechos relatados por el
franciscano tuvieron lugar el 20 de septiembre de 1918, fecha de la que se
cumplen 103 años.
Tras el interrogatorio y el estudio que realizó a
lo largo de ocho días, el obispo redactó una serie de conclusiones en las que
afirmaba que "los estigmas en cuestión no son ni obra del demonio ni un
grueso engaño, ni un fraude,
ni un arte malicioso o malvado; menos producto de la sugestión externa, ni
tampoco las considero efecto de sugestión".
En este estudio, también valoró la personalidad del
Padre Pío, destacando el afecto que recibía de sus
superiores al ser un fraile ejemplar, dedicado
intensamente a la confesión y un extraordinario amor a la Eucaristía.
Los estigmas, un reflejo patente del amor de Cristo
a la humanidad
El caso de los estigmas de San Pío de Pietrelcina
no es el único que se ha producido a lo largo de la historia. También ha sido
el caso de varios santos, como San Francisco de Asís, Santa Catalina de Siena o San Juan de Dios. No obstante, se trata de un tema que requiere un estudio especial
y estricto.
En los casos de personas que afirman haber recibido
los estigmas de la Pasión del Señor, la Iglesia establece que estos deben
aparecer todos al mismo tiempo. Tampoco pueden cicatrizar ni
infectarse o descomponerse, ni tampoco deben transmitir un mal olor. Además,
sangran constantemente y de forma intensa. La Iglesia también explica que deben
modificar los tejidos musculares y mantenerse inalterados.
Publicado
por cope.es
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