Papa Francisco | Mercedes de la Torre/AP
Devoción a los santos no es una cosa mágica, ni una
superstición, advierte el Papa
El
Papa Francisco advirtió que la devoción a los santos “no es una cosa mágica” ni
tampoco es “una superstición” sino que es solicitar su intercesión y que es
Dios quien concede la gracia.
Así
lo dijo el Santo Padre este 2 de febrero durante la Audiencia General que se
llevó a cabo en el Aula Pablo VI del Vaticano.
“No
es una cosa mágica, no es una superstición la devoción a los santos, es
simplemente hablar con un hermano, con una hermana que está delante de Dios,
que ha recorrido un camino justo, una vida santa, una vida ejemplar, que está
delante a Dios y le pido su intercesión por las necesidades que tengo”, señaló.
En
su catequesis dedicada a la comunión de los santos, el Papa recordó que en las
semanas anteriores ha reflexionado en la figura de San José en los relatos del
Evangelio y “también en los aspectos de su personalidad que la Iglesia a lo
largo de los siglos ha podido evidenciar a través de la oración y la
devoción”.
En
esta línea, el Santo Padre indicó que “a veces también el cristianismo puede
caer en formas de devoción que parecen reflejar una mentalidad más pagana que
cristiana” y añadió que “la diferencia fundamental está en el hecho de que
nuestra oración y nuestra devoción del pueblo fiel no se basa en la confianza
en un ser humano, o en una imagen o en un objeto, incluso cuando sabemos que
son sagrados”.
“No
son los santos los que realizan los milagros, ‘este santo es muy milagroso…’
detente, los santos no realizan los milagros, solamente Dios, la gracia de Dios
que actúa a través de una persona santa y una persona justa. Esto es claro,
hay gente que dice: ‘no creo, no creo en Dios, creo en este santo…’ Está
equivocado, el santo es un intercesor, es uno que reza por nosotros, y nosotros
le rezamos y es el Señor que realiza la gracia, a través del santo”, subrayó el
Papa.
De
este modo, el Pontífice recordó la definición de la comunión de los santos en
el Catecismo de la Iglesia Católica que afirma que “la comunión de los santos
es precisamente la Iglesia” y cuestionó “¿Qué significa esto? ¿Qué la Iglesia
está reservada a los perfectos? No. Significa que es la comunidad de los
pecadores salvados”.
“La
Iglesia es la comunidad de los pecadores salvados. Linda esta definición.
¿Ninguno puede ser excluido de la Iglesia? Todos somos pecadores salvados.
Nuestra santidad es el fruto del amor de Dios que se ha manifestado en Cristo,
el cual nos santifica amándonos en nuestra miseria y salvándonos de ella.
Siempre gracias a Él nosotros formamos un solo cuerpo, dice San Pablo, en el
que Jesús es la cabeza y nosotros los miembros”.
En
este sentido, el Papa describió que “la alegría y el dolor que tocan mi vida
concierne a todos, así como la alegría y el dolor que tocan la vida del
hermano y de la hermana junto a nosotros me concierne a mí. Yo no puedo ser
indiferente a los otros porque todos somos un cuerpo, en comunión”.
“También
el pecado de una única persona concierne siempre a todos, y el amor de cada
persona concierne a todos. En virtud de la comunión de los santos, de esta
unión, cada miembro de la Iglesia está unido a mí de forma profunda, no al
Papa, sino a cada uno de nosotros, está unido, está unido de forma profunda y
esta unión es tan fuerte que no puede romperse ni siquiera por la muerte, ni
siquiera por la muerte”, afirmó.
Por
ello, el Papa alentó a recordar que “en Cristo nadie puede nunca separarnos
verdaderamente de aquellos que amamos; porque el vínculo es un vínculo
existencial, un vínculo fuerte, en nuestra naturaleza, cambia solo la forma de
estar junto a ellos, pero nada ni nadie puede romper esta unión”.
“La
relación de amistad que puedo construir con un hermano o una hermana junto a
mí, puedo establecerla también con un hermano o una hermana que están en el
Cielo. Los santos son amigos con los que muy a menudo tejemos relaciones de
amistad. Lo que nosotros llamamos devoción a un santo, soy muy devoto a este
santo, a esta santa, esto que nosotros llamamos devoción es en realidad una
forma de expresar el amor a partir precisamente de este vínculo que nos une”,
dijo.
Luego,
el Santo Padre explicó que “todos nosotros sabemos que a un amigo podemos
dirigirnos siempre, sobre todo cuando estamos en dificultad y necesitamos
ayuda. Y nosotros tenemos amigos en el Cielo. Todos necesitamos amigos; todos
necesitamos relaciones significativas que nos ayuden a afrontar la vida.
También Jesús tenía a sus amigos, y a ellos se ha dirigido en los momentos
más decisivos de su experiencia humana”.
En
esta línea, el Papa recordó que “en la historia de la Iglesia hay constantes
que acompañan a la comunidad creyente: sobre todo el gran afecto y el vínculo
fortísimo que la Iglesia siempre ha sentido en relación con María, Madre de
Dios y Madre nuestra. Pero también el especial honor y afecto que ha rendido a
San José. En el fondo, Dios le confía a él lo más valioso que tiene: su
Hijo Jesús y la Virgen María”.
Oración
a San José que recita hace 40 años
Al
finalizar su catequesis, el Papa relató que desde hace más de 40 años recita
cada día una oración a San José que encontró en un libro de oraciones del
siglo XVIII dirigida “a este amigo, a este padre, a este protector que es San
José” e invitó a aprenderla y recitarla también.
Glorioso
patriarca San José,
cuyo
poder saber hacer posibles las cosas imposibles,
ven
en mi ayuda en estos momentos de angustia y dificultad.
Toma
bajo tu protección las situaciones tan graves y difíciles que te confío,
para
que tengan una feliz solución.
Mi
amado Padre, toda mi confianza está puesta en ti.
Que
no se diga que te haya invocado en vano y,
cómo
puedes hacer todo con Jesús y María, muéstrame que tu bondad es tan grande
como tu poder”. Amén.
Gendarmería
detiene a persona que gritaba en la Audiencia
Mientras
el Papa pronunciaba su catequesis, una persona presente en el Aula Pablo VI
comenzó a gritar y la Gendarmería Vaticana lo detuvo.
Al
finalizar su catequesis, el Santo Padre comentó “hemos escuchado hace unos
minutos a una persona que gritaba, gritaba, que tenía algún problema. No sé si
físico, psíquico, espiritual. Un hermano nuestro en dificultad”.
“Yo
quisiera terminar rezando por él, por nuestro hermano que sufre, pobrecito, si
gritaba es porque sufre, tiene alguna necesidad, no sean sordos a la necesidad
de este hermano. Recemos juntos a la Virgen por él”, dijo el Papa quien recitó
un Ave María con los fieles presentes en la Audiencia General.
Jornada
de la Vida Consagrada
Después
de sus saludos en diferentes idiomas, el Santo Padre recordó que este 2 de
febrero la Iglesia celebra la fiesta de la presentación del Señor en el templo
de Jerusalén, que también es la Jornada de la Vida Consagrada, motivo por el
que celebrará una Misa por la tarde en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
“De
este misterio surge un mensaje para todos: Cristo se ofrece como ejemplo en su
ofrenda al Padre, mostrando con qué generosidad hay que adherirse a la voluntad
de Dios y al servicio de los hermanos”, concluyó el Papa.
Publicado
por ACI Prensa
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...