Papa Francisco | VN
El Papa en la catequesis: El cristiano no está
solo en la lucha contra las tentaciones
Este 3 de enero, en su primera audiencia general de
2024, el Santo Padre continuó con su ciclo de catequesis sobre “los vicios y
las virtudes”. En esta ocasión, el Pontífice reflexionó sobre la lucha
espiritual del cristiano y señaló que esto “nos ayuda a superar la cultura
nihilista en la que los contornos entre el bien y el mal permanecen borrosos”.
Asimismo, recordó que “el ser humano siempre puede trascenderse a sí mismo,
abriéndose a Dios y caminando hacia la santidad".
“El combate espiritual, nos conduce a mirar desde
cerca aquellos vicios que nos encadenan y a caminar, con la gracia de Dios,
hacia aquellas virtudes que pueden florecer en nosotros, trayendo la primavera
del Espíritu a nuestras vidas”. Este fue el núcleo de la reflexión del Papa
Francisco en la audiencia general de este miércoles 3 de enero, en la cual
continuó con su nuevo ciclo de catequesis sobre “los vicios y las virtudes”. En
esta ocasión reflexionó sobre la lucha espiritual del cristiano.
La vida
espiritual del cristiano es una lucha
Ante los miles de peregrinos que se dieron cita en el
Aula Pablo VI para escuchar su catequesis, el Santo Padre les recordó que la
vida espiritual del cristiano no es pacífica, linear y sin desafíos, sino que
exige un continuo combate. Por ello, no es casualidad que la primera unción que
cada cristiano recibe en el sacramento del bautismo – la unción catecumenal –
sea sin perfume y anuncie simbólicamente que la vida es una lucha.
“De hecho, en la antigüedad, los luchadores se ungían
completamente antes de la competición, tanto por tonificar sus músculos como
para hacer sus cuerpos escurridizos a las garras del adversario. La unción de
los catecúmenos pone inmediatamente en claro que el cristiano no se salva de la
lucha: su existencia, como la de todos los demás, tendrá también que bajar a la
arena, porque la vida es una sucesión de pruebas y tentaciones”.
“Quita la tentación y nadie se salvará. Los santos no
son hombres que se han librado de la tentación, sino personas bien conscientes
de que en la vida aparecen repetidamente las seducciones del mal, que hay que
desenmascarar y rechazar. (Abba Antonio, el primer gran padre del monacato)”
No
acostumbrarnos a vivir en la oscuridad
Y ante las pruebas y tentaciones, el Papa Francisco
indicó que existen personas que se auto absuelven continuamente, que piensan
que están "bien" y "en lo correcto", que se ríen de quienes
confiesan sus pecados, estas personas, afirmó el Pontífice, se arriesgan a
vivir en las tinieblas, porque se han acostumbrado a la oscuridad y ya no saben
distinguir el bien del mal.
“Todos debemos pedir a Dios la gracia de reconocernos
pobres pecadores, necesitados de conversión, conservando en el corazón la
confianza de que ningún pecado es demasiado grande para la infinita
misericordia de Dios Padre. Esta es la lección inaugural que nos da Jesús”.
El Mesías es el
Dios con nosotros
Estas enseñanzas de Jesús, subrayó el Santo Padre, las
vemos en las primeras páginas de los Evangelios, en primer lugar, cuando se nos
habla del bautismo del Mesías en las aguas del río Jordán. Este episodio,
señaló el Pontífice, tiene algo de desconcertante porque no se entiende por qué
Jesús tendría que someterse a este rito. Incluso el Bautista se escandaliza,
hasta el punto de que le pide a Jesús que Él lo bautice.
“Pero Jesús es un Mesías muy distinto de como Juan lo
había presentado y la gente se lo imaginaba: no encarna al Dios airado y no
convoca para el juicio, sino que, al contrario, se pone en fila con los
pecadores, como todos nosotros y con todos nosotros, para que nadie le tenga
miedo”.
Jesús es
solidario con nuestra frágil naturaleza humana
Y prosiguiendo con su explicación en los Evangelios,
el Papa Francisco indicó que Jesús se fue al desierto, donde fue tentado por
Satanás. También en este caso surge la pregunta: ¿por qué razón el Hijo de Dios
debe conocer la tentación? Y la respuesta es que así Jesús se muestra solidario
con nuestra frágil naturaleza humana y se convierte en nuestro gran
exemplum: las tentaciones que atraviesa y que supera en medio de las áridas
piedras del desierto son la primera enseñanza que imparte a nuestra vida de
discípulos.
“Él experimentó lo que nosotros también debemos
prepararnos siempre para afrontar: la vida está hecha de desafíos, pruebas,
encrucijadas, visiones opuestas, seducciones ocultas, voces contradictorias.
Algunas voces son incluso persuasivas, tanto que Satanás tentó a Jesús
recurriendo a las palabras de la Escritura. Es necesario custodiar la claridad
interior para elegir el camino que conduce verdaderamente a la felicidad, y
luego esforzarse por no pararse en el camino”.
El hombre es un
ser abierto a la trascendencia
Finalmente, el Santo Padre invitó a recordar que
siempre estamos divididos y luchamos entre extremos opuestos: el orgullo
desafía a la humildad; el odio se opone a la caridad; la tristeza impide la
verdadera alegría del Espíritu; el endurecimiento del corazón rechaza la
misericordia.
“Los cristianos caminamos constantemente sobre estas
crestas. Por eso es importante reflexionar sobre los vicios y las virtudes: nos
ayuda a superar la cultura nihilista en la que los contornos entre el bien y el
mal permanecen borrosos y, al mismo tiempo, nos recuerda que el ser humano, a
diferencia de cualquier otra criatura, siempre puede trascenderse a sí mismo,
abriéndose a Dios y caminando hacia la santidad”.
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