En Familia
El Rosario en la Familia: Recomendación de la Iglesia
León XIII. Ha destacado ampliamente la importancia del rezo en familia para el bien
del matrimonio y de la familia.
San Pío X. Afirmaba: “Si queréis que la paz reine en vuestras familias y en vuestra
patria, rezad todos los días el Rosario con todos los de casa”.
Pablo VI. Recomendaba: “Deseamos vivamente que, cuando un encuentro familiar se
convierta en tiempo de oración, el Rosario sea su expresión frecuente y
preferida” (Maríalis cultus, n. 54).
Juan Pablo II. Proclama en su Carta
Apostólica Rosarium Virginis Maríae (16 de octubre de 2002) “El Rosario es, desde siempre, una oración
de la familia y por la familia… Se ha de volver a rezar en familia y a rogar
por las familias, utilizando todavía esta forma de plegaria. La familia que
reza unida permanece unida. El santo Rosario, por antigua tradición, es una
oración que se presta particularmente para reunir a la familia… La familia que
reza unida el Rosario reproduce en cierto modo el clima de la casa de Nazaret:
Jesús está en el centro, se comparten con él alegrías y dolores, se ponen en
sus manos las necesidades y proyectos, se obtienen de él la esperanza y la
fuerza para el camino. Es hermoso y fructuoso confiar también a esta oración el
proceso de crecimiento de los hijos… Rezar con el Rosario por los hijos, y, mejor
aún, con los hijos.
Benedicto XVI. Invita a releer la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae del Siervo
de Dios Juan Pablo II e invita a llevar a la práctica sus indicaciones a nivel
personal, familiar y comunitario (Angelus 2. 10. 05) Igualmente, invita a los
recién casados, a “hacer del rezo del Rosario en familia un momento de
crecimiento espiritual bajo la mirada de la Virgen María” (Audiencia General
17. 05. 06).
Francisco. en diversas ocasiones el Pontífice ha alentado a los fieles a rezar el
Rosario. A los jóvenes les pidió: “cultiven la devoción a la Madre de Dios con
el rezo cotidiano del Rosario”; a los enfermos, “sientan la cercanía de María
de Nazaret, en especial en la hora de cruz”; y a los recién casados, “récenle
para que nunca falte en su hogar el amor y el respeto recíproco”.
Ayuda a la santificación de la familia
La familia necesita rezar y orar
para perseverar en la gracia, para ser fiel a los fines del matrimonio y para
vivir unidos.
El rezo del Rosario ayuda a la
familia a perseverar en la gracia porque estimula a acudir con frecuencia a los
sacramentos, centrados en la Eucaristía. La familia no puede mantenerse si no
se apoya en la gracia y en la oración.
El rezo del Rosario ayuda a la
familia a ser fiel a los fines del Matrimonio porque alimenta los criterios de
fe sobrenatural, alienta la esperanza que se apoya en Dios y favorece el
verdadero amor como entrega y comunión.
El rezo del Rosario favorece la
unión de la familia porque intensifica la unión con Cristo y en Él, todos somos
uno. La familia fundamenta su unión en Cristo.
Vive el clima de la Sagrada Familia
La familia cristiana que reza el
Rosario no sólo rememora el estilo de vida de Nazaret, sino que trata de
hacerlo vida imitando las virtudes de la Virgen Madre, de San José como padre
tutelar y del Niño Jesús, el mejor de los hijos.
El padre de familia aprenderá de
San José a cumplir la voluntad de Dios en la entrega amorosa a su mujer y a sus
hijos, en el desvelo, en la atención, en el diálogo, en el saber escuchar, en
el trabajo, en el perdón, en la paz, en la alegría…
La madre de familia aprenderá de la
Virgen María a vivir entregada a su marido como a Cristo, tratando de
complacerle, de ayudarlo, de comprenderlo, de compartir responsabilidades en
clima de caridad, humildad, paz y alegría.
Los hijos de familia aprenderán de
Jesús a amar a sus padres, a acoger sus enseñanzas, a obedecer, a estudiar y
trabajar, a ayudarlos, a compartir… a vivir en serenidad, paz y alegría.
Conclusión
La familia que reza el Rosario
permanece unida. Unida a Cristo y a la Iglesia porque perseveran en la gracia
ayudados por la oración del Rosario. Unidos entre sí porque actúa la gracia
propia del sacramento del Matrimonio. La familia que reza el Rosario da
testimonio ante el mundo de la alegría de su matrimonio -hombre y mujer-, unido
para siempre, y de la aceptación gozosa de los hijos que Dios le regala. La
familia que reza el Rosario afronta con espíritu sobrenatural los momentos de
dolor y los de gozo aceptando la voluntad de Dios como Padre. La familia que
reza el Rosario en familia vive centrada en Cristo y es ampliamente bendecida
por la Virgen que la sostiene y le ayuda a recorrer el camino de la
santificación y salvación.
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