Generaciones | Redacción
Amigo del Hogar
Los jóvenes como
actores sociales y gestores de cultura
Somos afortunados de haber
recibido un Documento para el Camino, elaborado para caminar juntos “hacia
la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe”. Se nos recuerda que todos
somos discípulos misioneros en camino.
Como discípulos misioneros
estamos llamados a comprometernos con la promoción humana y la defensa de los
derechos de los jóvenes
Desde el primer paso, que
es el Ver en la metodología que se nos propone para caminar, nos detenemos ante
la vida de nuestros pueblos en américa latina y el caribe. Para afianzar nuestros
pasos, miramos “la realidad de nuestra Iglesia en el hoy de nuestra historia”. Es
muy importante siempre la referencia a nuestra realidad, contextualizar
nuestros juicios y acciones para alcanzar los objetivos.
En esa mirada marcada por
nuestra fe, nos encontramos con la realidad de las ciudades, en una situación
global donde ya se da el desplazamiento progresivo hacia ellas, y se puede
afirmar que más de la mitad de la población mundial dejó de estar en el mundo
rural. El documento se ocupa de la pastoral urbana, una respuesta al servicio
misionero para las ciudades.
En el n. 27 del Documento
que nos guía, descubrimos aspectos valiosos para comprender las ciudades, donde
se siguen forjando nuevas culturas con lenguajes y simbologías nuevas. Se
afirma que “Dios vive en la ciudad”, desde el Documento de Aparecida y el
desafío de buscarlo y descubrir su presencia. Dice textual:
“En las ciudades se siguen
forjando nuevas culturas con lenguajes y simbologías nuevas (Cfr. DA 510). En
medio de las complejidades, desigualdades, angustias y sufrimientos, la vida
pulsante y las potencialidades de la ciudad, Dios está presente. Desde la fe
podemos afirmar que “Dios vive en la ciudad” (DA 514) pero hay que buscarlo y
descubrir su presencia en los diversos Como discípulos misioneros estamos
llamados a comprometernos con la promoción humana y la defensa de los derechos
de los jóvenes ámbitos y las diferentes realidades en la ciudad”.
El rostro joven de la
Iglesia
El n. 28 enfoca esta
realidad haciendo notar que “Entre los diversos rostros de la Iglesia en
América Latina y El Caribe destaca sobre todo el de los jóvenes. Lo que el
Sínodo de la Amazonía afirmó para la Iglesia en la Panamazonía, vale también
para la Iglesia en todo el Subcontinente: es una Iglesia con rostro joven.
A esta constatación de una
Iglesia con rostro joven, corresponde la conciencia del compromiso con la
promoción humana y la defensa de los derechos de los jóvenes, en particular. No
olvidemos que en Puebla (1979), la Iglesia hacía también una opción
preferencial por los jóvenes, uno de los rostros que descubría viendo y
reflexionando sobre la realidad.
En la siguiente reflexión
se advierte una realidad muy conocida de los que viven en situaciones de gran
vulnerabilidad, expuestos al peligro de sufrir diversos tipos de violencia. Nos
comunican, en el n. 29 la difícil situación de la juventud, de la que se
lamentan porque para ellos el futuro es incierto.
Con el n. 29 como fondo,
seguiremos comentando el tema de la juventud. “En la actualidad la gran mayoría
de los jóvenes, tanto en los contextos rurales como en las zonas urbanas, vive
en condiciones muy precarias y, a causa de la pandemia, ven su futuro muy
incierto. Además, en la actualidad muchos de ellos no tienen los recursos
necesarios para seguir estudiando y otros en edad de trabajar, están sin empleo”.
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