Fe y Vida | Manlio
Fabio Altamirano Fajardo/RD
De Hans Küng a la Iglesia
en salida de Francisco
El camino de
Hans Küng no fue fácil, fue
ordenado sacerdote en 1954 y, en 1962, S.S. el Papa Juan XXIII lo eligió como
consejero oficial del Concilio Vaticano II, lo cual hace pensar que era, en ese
momento un teólogo no solo reconocido sino con elementos y criterios
significativos para influir en uno de los Concilios más significativos de la
era moderna, sin embargo en 1979 la Santa Sede le retiró la licencia a
Küng para enseñar teología católica por un cuestionamiento que hace en su libro
“¿Infalible? Una pregunta”, donde cuestiona el dogma de la infalibilidad en
la Iglesia y también la figura del Papa Juan Pablo II. Después de su salida del
Doctorado en Teología de la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma y
habiendo estudiando en otras Universidades como la Sorbona de París se fue
visualizando como un teólogo crítico.
A pesar de lo
anterior considero que hay muchas cosas que debieran ser consideradas
en el quehacer teológico de Küng, algunas de estas ideas pueden ser
rescatadas de su libro “lo que yo creo”, Editado por Trotta en 2011, del
cual comentaré solo algunos párrafos de la introducción.
En el segundo
párrafo el autor dice: Escribo para personas que se hallan en
proceso de búsqueda. Para personas que no saben qué hacer
con la fe tradicionalista de origen romano o protestante, pero que tampoco
están contentas con su incredulidad o sus dudas de fe…. también
escribo para todos aquellos que viven su fe y, además, quieren dar razón de
ella. Para aquellos que, lejos de limitarse a «creer», desean «saber» y
esperan, por tanto, una interpretación de la fe que esté fundada filosófica,
teológica, exegética e históricamente y tenga consecuencias prácticas. (Küng,
2011, pág. 9)
Me parece que
esta afirmación es, en sí misma muy retadora, ya que todos los creyentes, y de
forma particular a los que nos dedicamos a la teología, ya que con la cita
anterior Küng nos invita a la construcción de una fe madura, esa fe
que, como el mismo autor menciona “hondamente personal [la] religión del
corazón (heart religión, en inglés), la que [se] lleva escrita «en el
corazón»” (Küng, 2011, pág. 10) y no solo la fe que, en la mayoría de
las veces se ha formado en base a la memoria o costumbre poco razonada.
Para Hans Küng
Creer “es lo que mueve la razón, el corazón y las manos de una persona,
lo que engloba el pensamiento, la voluntad, el sentimiento y la acción” (Küng,
2011, pág. 11)
Esta visión de
la fe es la que genera un real compromiso con el re-ligamiento con Dios, es un todo que se implica en el
verdadero amor a Dios y una muestra de la imagen y semejanza del Amor que Dios
nos ha tenido a lo largo de toda la Creación, Resurrección y Su presencia a lo
largo de toda la historia de la humanidad.
Por otro lado,
el autor dice: “la fe ciega ha conducido a numerosas personas y a
pueblos enteros a la perdición” (Küng, 2011, pág. 11) y esta
afirmación adquiere legitimación cuando se visualizan enfoques fundamentalistas
de cualquier religión que, con frecuencia, han llevado a la guerra, al
genocidio y a la destrucción, todo ello lejos de esa “religión del corazón” y a
una separación del Plan de Dios para Su Creación misma. ¿Cuántas veces hemos
visto personas que son creyentes, cumplen con los preceptos religiosos y
“dejan” las buenas intenciones al salir en la puerta de la Iglesia haciendo una
separación entre los preceptos de la fe y las acciones cotidianas?, ¿Dónde
queda esa congruencia entre el pensar-querer-sentir-y-hacer?
Una de las
propuestas para des-cubrir (es decir, quitar la cubierta a) esta religión del
corazón que
propone Küng en su libro es la meditación, pero hace la aclaración de
que no desde la perspectiva de un monje que habla a partir de la
presencia de Dios, sino desde la perspectiva de una persona de mundo que busca
a Dios. Ojalá que ello no acontezca únicamente con la cabeza, sino que
nuestro corazón se abra asimismo a otras dimensiones de la realidad.
Con frecuencia uno
de los grandes problemas de las convicciones religiosas es la separación de
éstas de la realidad mundana y cotidiana, lo cual favorece un apartamiento
de la esfera religiosa del ámbito terrenal, perdiendo así, nuestra
conciencia de ser parte dela Creación y por tanto creaturas hijas e
hijos de Dios y nuestra presencia y acciones deben ser congruentes con el gran
Plan de Dios que es nuestro prójimo, nuestra comunidad, nuestra nación, nuestro
mundo y el universo entero.
Abrirnos a la
realidad es tomar conciencia del entorno próximo en el que vivimos, aprovechas nuestros sentidos para ver,
oír, sentir, lo que sucede a nuestro derredor, darnos cuenta que no vivimos en
una burbuja, somos parte de una sociedad donde “Los fieles laicos, llamados a
animar las realidades temporales con el fermento evangélico” (S.S. Francisco,
12 de noviembre de 2015)y en otra homilía el propio Papa Francisco
dice, “Aquí aprendemos que todo núcleo familiar cristiano está llamado a ser
“iglesia doméstica”, para hacer resplandecer las virtudes evangélicas y llegar
a ser fermento de bien en la sociedad” (27 de diciembre de 2015,
Ángelus)
Les animo a
trabajar con integridad y transparencia por el bien común, y fomentar un
espíritu de solidaridad en todos los ámbitos de la sociedad. Yo les exhorto, en particular, a
preocuparse verdaderamente por las necesidades de los pobres, las aspiraciones
de los jóvenes y una justa distribución de los recursos naturales y humanos con
que el Creador ha bendecido a su país. (25 de noviembre de 2015)
En la Encíclica
Laudato Sí hace mención de que “No puede haber una renovación de nuestra
relación con la naturaleza, sin una renovación de la humanidad misma” (cf.118).
Lo anterior no
puede ser si no se parte de una reflexión personal que nos lleve a una fe
sólida, consiente, bien reflexionada y adulta, como la que propone Hans Küng, para ser parte de
una Iglesia en salida que permita el crecimiento de nosotros mismos y de cada
una de las personas católicas o no, creyentes o no, con las que convivimos.
Bibliografía
Küng, H. (2011). Lo que yo creo. Madrid: Trotta.
Publicado por Religión Digital
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