Reflexión | Vatican News
Cantalamessa: "Sintonizar con el Espíritu para la
aventura sinodal"
El
predicador de la Casa Pontificia, cardenal Raniero Cantalamessa, pronunció su
segunda predicación de Adviento en el Aula Pablo VI del Vaticano, ante la
presencia del Papa Francisco. En su reflexión, recogida por L'Osservatore
Romano, y centrada en el tema: "Cuando llegó la plenitud de los tiempos,
Dios envió a su Hijo", invitó a escuchar al Espíritu "que abre
caminos nuevos, sin contradecir nunca los antiguos".
Basar
todo en el Espíritu Santo: esta fue la invitación que resonó durante la segunda
predicación de Adviento pronunciada por el cardenal Raniero Cantalamessa -sobre
el tema "Dios envió el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones"- el
viernes 10 de diciembre por la mañana, en el Aula Pablo VI del Vaticano, en
presencia del Papa Francisco. Basar todo en el Paráclito, insistió el
predicador de la Casa Pontificia, es aún más necesario "en el momento en
que la Iglesia se lanza a la aventura sinodal".
Para
el cardenal capuchino, no basta "con rezar un Pater, un Ave y un Gloria al
comienzo de nuestros encuentros pastorales", y pasar luego apresuradamente
al orden del día. Cuando las circunstancias lo permiten, "hay que
permanecer un tiempo expuestos al Espíritu Santo, para darle tiempo a que se
manifieste". En definitiva, es necesario "sintonizar con él".
Sin
estas premisas, subrayó, "las resoluciones y los documentos siguen siendo
palabras añadidas". Es como el sacrificio de Elías en el Monte Carmelo,
cuando "recogió la leña, la mojó siete veces, hizo todo lo que pudo, y
luego rogó al Señor que enviara fuego del cielo y consumiera el
sacrificio". Sin ese fuego de lo alto, "todo habría quedado sólo en
madera húmeda (cf. 1 Reyes 18:20 ss)".
Por
otra parte, señaló el predicador, no hay que "esperar respuestas
inmediatas y espectaculares", porque "la nuestra no es una danza del
fuego, como la de los sacerdotes de Baal en el Carmelo". De hecho, los
tiempos y los modos son conocidos por Dios. Lo importante es "pedir y
recibir la fuerza de lo alto; la forma de manifestarse se deja a Dios".
El
capuchino se pregunta si "al menos en las asambleas plenarias de cada
circunscripción, ya sea local o universal, no sería posible nombrar un animador
espiritual que organice momentos de oración y de escucha de la Palabra, al
margen de las reuniones". Esto se debe a que "el espíritu de profecía
se manifiesta preferentemente en un contexto de oración comunitaria".
Hay
un ejemplo "maravilloso" de esto durante la primera crisis que la
Iglesia tuvo que afrontar en su misión de anunciar el Evangelio. Sucedió cuando
Pedro y Juan fueron detenidos y encarcelados por haber "anunciado en Jesús
la resurrección de los muertos". Son liberados por el Sanedrín con la
orden de "no hablar de ninguna manera, ni enseñar en el nombre de
Jesús". Los apóstoles se enfrentan a una situación que "se repetirá
muchas veces en el curso de la historia: callar, incumpliendo el mandato de
Jesús, o hablar con el riesgo de una intervención brutal de las autoridades que
acabe con todo".
Publicado
por Vatican News
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