Para Vivir Mejor | P. José Pastor RamÃrez/LD
Educar para la libertad
Entre
las estrategias educativas que Don Bosco empleó con los jóvenes, resaltamos:
educar en el trabajo, en el sacrificio, en el compromiso y en el amor sano. Se
ha de reconocer que lo hacÃa con la plena conciencia de la fragilidad, de la
debilidad y de la inestabilidad propia humana. Asimismo, evitaba el paternalismo,
con todas sus consecuencias negativas, tales como: el gregarismo, la represión
y la concentración organizativa.
El
cerebro humano, es como una especie de pizarra donde los mayores plasman muchos
patrones de conducta que nadie podrÃa borrar después y que luego caracterizarán
al adulto en las relaciones consigo mismo y con los demás. Este es un motivo
suficiente para tomar conciencia de que la persona necesita de la comprensión y
no de la crÃtica. El educador ha de evitar ser una persona obsesiva, ansiosa,
paralizante, sino más amable, paciente, y estimulante. Se le ha de tratar al
niño como una persona libre, con derecho a sus propias opciones, sin excluir el
acompañamiento. DecÃa MarÃa Montessori que cada niño pide al educador: “ayúdame
a actuar por mà mismo”. Es decir,
permitir que el educando se exprese como es y desde sus capacidades. Asimismo,
tiene el derecho a una vida serena y de paz interior. Más aún, tiene derecho a
que le eduque su yo interior, porque allà se encuentra el germen de su
autenticidad.
Nadie
puede constituirse en destino del otro ni impedir que el otro sea, cada uno ha
de elegir libre y responsablemente. La familia no es la primera escuela “de
libertad”, sino “para la libertad”. Efectivamente, asà el amor no se convierte
medio de manipulación, sino en un acto de libertad.
A
veces, el tipo de educación que se ofrece puede aniquilara la libertad y la
dignidad. Cuando esto acontece se suele generar, una especie de ira contra
quienes sofocaron la individualidad. La agresividad resulta ser, entonces, una
forma de defensa de la propia libertad. La ira o agresividad no solo se dirige
a los demás, sino también contra sà mismo. Los adultos han de favorecer en el
niño el derecho a elegir. Los hijos no nacieron para cumplir el sueño de sus
padres.
Lo
importante no es dar, sino el “cómo” se da; el estilo y la manera con los
cuales se da. En el amor también es importante el “cómo”; no es suficiente la
cantidad de amor, sino la calidad del amor que se ofrece. El afecto que se
ofrece a los hijos ha de ser sano y maduro. Nunca puede ser obsesivo, castrante
e instrumentalizador. El mal amor intoxica y genera dependencia. El buen amor
respeta y empodera al otro, impidiendo su anulación.
Don
Bosco educó a los jóvenes sin esclavizarlos, respetando su libertad individual.
En este tema Él fue un innovador, no era la pedagogÃa del momento. En el
Oratorio los jóvenes vivÃan una libertad razonable: la cual no comprometÃa ni
la responsabilidad ni la obediencia. La libertad implicaba participación y
colaboración activa. Don Bosco premiaba el buen ser y el buen hacer.
Publicado
por ListÃn Diario
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...