La Escuela Económica | Esteban Delgado (@estebandelgadoq)
Mi
humilde propuesta sobre el Ministerio de Justicia
El pasado 4 de mayo el Poder Ejecutivo sometió al Congreso Nacional,
especÃficamente ante la Cámara de Diputados, el proyecto de ley que crearÃa un
Ministerio de Justicia. La iniciativa es positiva desde el punto de vista de su
intención: quitar atribuciones administrativas a la ProcuradurÃa General de la
República, a los fines de que se concentre en su razón de ser, que es la
persecución del delito.
Pero esas atribuciones, aunque parezcan meramente administrativas no lo
son. Por ejemplo, está el caso de la administración del sistema penitenciario,
que ciertamente no debe ser responsabilidad del Ministerio Público. Pero
también está el caso de la administración de los bienes incautados por el
Ministerio Público a personas sometidas a la Justicia. Esos bienes deben ser
resguardados y administrados, en los casos de empresas en marcha.
Adicional, está un área de alta delicadeza, que no es administrativa,
sino de carácter cientÃfico y determinante en el levantamiento de pruebas. Esto
es lo relacionado al Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif). En ese
órgano es donde se realizan las pruebas a sustancias controladas incautadas, lo
referente a las autopsias a cadáveres para determinar causas de muertes y otras
importantes experticias.
No es posible que, si el Ministerio Público es persecutor del delito y
somete a alguien a la Justicia, sea quien administre la institución donde se
realizan los análisis de pruebas que han de servir tanto a los fiscales como a
los abogados de las defensas de los acusados. Por eso, el Inacif debe estar
bajo el control de un órgano independiente.
Entonces, dado que la propuesta es pasar todas esas atribuciones y otras
más a un Ministerio de Justicia, uno se pregunta, ¿cuál será su independencia?
Por el contrario, habrÃa menos independencia, porque un ministerio de Estado es
una dependencia centralizada directa del Poder Ejecutivo.
Visto de esa forma, lo ideal es pasarle esas atribuciones a un órgano de
mayor autonomÃa, tanto administrativa como económica, asà como de notable
independencia y con sustento en la propia Constitución de la República.
Para eso, ni siquiera se requiere crear una nueva institución. Creo, desde
esta columna, que esas atribuciones bien pudieran pasarlas a la figura del
Defensor del Pueblo, que es un órgano extra poder independiente, amparado en la
Constitución, con inamovilidad de sus titulares por un perÃodo de seis años,
los cuales no son designados directamente por el Presidente de la República.
Esta propuesta no solo evitarÃa crear una nueva institución, que implica
más burocracia estatal; también evita que las delicadas atribuciones que se les
quitarÃan a la ProcuradurÃa General de la República pasen a una dependencia
directa de la Presidencia de la República, lo cual serÃa contraproducente e
inefectivo.
En forma adicional, el traspaso de esas atribuciones a un órgano como el
Defensor del Pueblo, también vendrÃa a darle una razón de ser más justificada a
esa figura constitucional, que actualmente parece ser subutilizada, pues es
poco lo que aparentemente aporta.
No creo que exista una institución más idónea y de carácter más
independiente que el Defensor del Pueblo para administrar las cárceles del
paÃs, velar por el cuidado y administración de los bienes incautados a acusados
de delitos, asà como el control de las atribuciones y delicadas funciones del
Inacif.
Es posible que esta propuesta se quede en el aire, que nadie la
considere, pero su fundamento está en el hecho de que si bien es positivo
despojar al Ministerio Público de una serie de obligaciones que le afectan en
sus funciones de Ãndole directa, también es cierto que esas atribuciones no
pueden ir a una dependencia directa de Poder Ejecutivo, pues se perderÃa la
autonomÃa y no habrÃa seguridad de que las pruebas que salgan del Inacif, no
hayan sido contaminadas por influencias gubernamentales del momento.
Cuando se van a tomar decisiones tan delicadas como estas, no se puede
pensar en quién está gobernando en la actualidad, sino en los que vendrÃan más
adelante, que tal vez no tienen el mismo respeto por la institucionalidad. Por
eso, si se va a hacer ese cambio, lo ideal es que se haga bien, con vocación de
permanencia futura. Es lo ideal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...