Evangelización | Carlos Pérez Laporta
Curó a muchos enfermos de diversos
males
Miércoles
de la 1ª semana del tiempo ordinario / Marcos 1, 29-39
Evangelio: Marcos 1, 29-39
En
aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de
Simón y Andrés.
La
suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de
ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se
puso a servirles.
Al
anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y
endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos
enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo
conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, cuando todavía
estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón
y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:
—«Todo
el mundo te busca». Él les respondió:
—«Vámonos
a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso
he salido».
Así
recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.
Comentario
Jesús
genera comunidad: «Al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a la
casa de Simón y Andrés». La relación con Jesús no sólo incide en la vida
familiar, sino que genera relaciones entre las familias. Porque no sólo va a
casa de Simón y Andrés, sino que va allí con Santiago y Juan. Jesús crea y
aumenta la amistad. Si la religiosidad no genera una vida en común, no alcanza
a expresar su verdad. La verdad de Jesús, y la verdad que Jesús es, lo es en la
medida en que llega a serlo de todas las cosas y de todas las relaciones. No
sirve una idea piadosa de Dios que no ayude a vivir las relaciones de amistad y
de familia. Eso no significa que la relación con Jesús permita esquivar las
dificultades en las relaciones, sino que permite vivir esas dificultades con
entereza y amor.
Por
eso manda callar a los demonios que dicen saber quién es desde fuera de esa
relación. Porque una verdad sobre Dios ajena a la vida concreta y cotidiana no
sirve de nada. Jesús quiere llegar a ser la verdad: Él es la verdad
del mundo, pero quiere serlo en la historia, en las comunidades; quiere ser
descubierto en cada relación, y salvar cada vida desde dentro, en la
experiencia de la vida.
Por
eso cura a la suegra de Pedro, restableciendo la situación en el hogar. Cura
para manifestar que, si Él está en el centro de la casa, todo se ordena. Pero también
cura desde la puerta de casa de Pedro, simbolizando esa comunidad abierta: las
familias cristianas tienen que ser casas abiertas a los que sufren, para que
puedan experimentar ese poder curativo en sus propias vidas. Un hogar cristiano
es una casa desde la que se ofrece al mundo a Cristo como salud para todos los
que sufren a nuestro alrededor. Y se ofrece, no como algo abstracto, sino como
verdad que vive la familia, como verdad de las relaciones familiares.
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