Salud | LFI
Estos son
los mejores antídotos contra la ansiedad, según Enrique Rojas, psiquiatra
La ansiedad es uno de los problemas de salud
mental más frecuentes en España y en muchos países de Latinoamérica. Según los
últimos datos, un 12,6% de la población sufre trastornos de
ansiedad. Lo preocupante es que entre el 35% y el 50% de estas personas
no recibe tratamiento, o bien el que recibe no es el adecuado.
Para los expertos, una de las principales causas
de esta alta prevalencia es la dificultad para gestionar adecuadamente
nuestros recursos emocionales.
Desde el punto de vista biológico, el ser humano
está preparado para soportar momentos puntuales de estrés, como una forma de
reacción ante amenazas reales. Sin embargo, cuando este mecanismo se activa
constantemente —y sin un peligro concreto— se transforma en un estado
de alerta permanente que deteriora tanto la mente como el cuerpo.
El origen de este desequilibrio suele estar
en nuestra percepción distorsionada de la realidad. Como señala
el psiquiatra Enrique Rojas, somos nosotros quienes activamos ese
estado de alarma sin que haya una amenaza real. Por eso, propone tres
antídotos «para valorar los hechos que nos suceden en su justa medida»
y así aliviar la ansiedad.
1. Aprender a
valorar los sucesos con una visión larga
Enrique Rojas, uno de los psiquiatras más
reconocidos en el ámbito hispano, ha dedicado buena parte de su trayectoria a
explorar cómo fortalecer la mente frente a los desafíos emocionales, siendo la
ansiedad uno de los más comunes.
En una publicación reciente, Rojas reconoce que
aplicar herramientas para aliviar la ansiedad no siempre es fácil. Aun así,
plantea tres premisas sencillas que pueden ayudarnos. La primera es lo que él
llama tener una “visión larga”.
Según sus palabras, «no quedarnos solo
con la anécdota negativa de un momento o circunstancia» es clave para
no dejarnos arrastrar por la ansiedad. Esto implica observar los hechos desde
una perspectiva más amplia, y no únicamente desde la emoción inmediata.
La ansiedad, explica, suele intensificarse
cuando nos aferramos al presente negativo y dejamos que una
mala experiencia domine todo nuestro estado de ánimo. En cambio, si aprendemos
a poner cada suceso en contexto, muchas situaciones pierden su capacidad de
afectarnos profundamente. En palabras simples: lo que hoy nos inquieta,
en unos días o semanas, será solo un recuerdo.
2.
Desdramatizar
La segunda premisa es desdramatizar.
Vivimos en una época en la que tendemos a exagerar las dificultades,
transformando casi cualquier problema en una tragedia. Esta actitud genera una
visión distorsionada de la realidad y una mentalidad que magnifica los
obstáculos.
Pero desdramatizar no significa ignorar los
problemas ni fingir que todo está bien. Se trata de, como dice Rojas, «poner
los problemas en su justa medida, verlos con realismo, sin adornos trágicos ni
catastrofismos mentales».
Además, propone cambiar el lenguaje con el que
hablamos de nuestros conflictos. “Cuando cambiamos el lenguaje con
el que nombramos lo que nos ocurre, también cambiamos nuestra vivencia
emocional de los hechos.” Esta forma más racional de abordar las dificultades
ayuda a mantener la calma y recuperar el equilibrio mental.
3. Tener una reacción proporcionada
La tercera idea es aprender a reaccionar
de forma proporcionada a lo que nos ocurre. Muchas veces, la ansiedad no
proviene del hecho en sí, sino de nuestra reacción desmesurada ante él. Como
señala Rojas, «no es más que un aprendizaje que entraría dentro de la
experiencia de la vida».
Reaccionar de forma proporcionada implica
desarrollar el dominio propio y la capacidad de regular nuestras
emociones, sin permitir que los acontecimientos externos nos dominen
completamente. Para lograrlo, es necesario estar atentos y ejercitar esta
habilidad en lo cotidiano.
Estos tres antídotos —visión larga,
desdramatización y reacción proporcionada— actúan como una guía
práctica para enfrentar la ansiedad desde un enfoque emocional más saludable.
En conjunto, forman una especie de brújula interna que nos ayuda a recuperar el
equilibrio y a vivir con más serenidad, incluso en medio de las dificultades.
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