La Escuela Económica | Esteban Delgado
Lavado
de activos: entre lo económico y lo delictivo
El lavado de activos es un delito que se produce
cuando se da apariencia legítima a la adquisición de dinero y de bienes por
medios ilícitos. Aunque se tiende pensar que es una actividad para “blanquear
dinero” proveniente del narcotráfico, se pierde de vista que las actividades
ilícitas remunerativas son muchas más, como la trata de personas para
prostitución u otro tipo de explotación, el terrorismo, minería ilegal y
corrupción tanto privada como estatal, entre otros tantos actos ilegales.
Pero el tema con este tipo de actividad es que, si
bien es ilegal, en el acto de ejercerla tiende a hacer una especie de aporte
positivo, pero obviamente perverso, al desarrollo económico de las sociedades
donde se practica. Así, se estima que, en el ámbito mundial, el levado de
activo puede que contribuya con alrededor del 10% de la economía (dato
conservador).
Otro elemento es que las investigaciones para
demostrar el delito del lavado de activos son sumamente complejas y pueden
tardar años de esfuerzos con resultados no siempre exitosos. Mientras el
proceso de investigación se desarrolla, es posible que quien realiza esa
actividad ilícita acumule una fortuna de dinero, incluso, lo suficiente como
para cubrir los costos que puede implicar un proceso judicial, aun si resultara
condenado.
En República Dominicana existe la Ley 157-17 Contra el
Lavado de Activos y el Financiamiento del Terrorismo. Mediante esa normativa,
se tiene en la Procuraduría General de la República una fiscalía dedicada a la
investigación de ese delito. Sin embargo, el proceso de investigación es lento.
Supongamos que existe sospecha de que una empresa realiza acciones de lavado de
activos. Lo primero es que se trata de una entidad legítima, debidamente
registrada, que genera empleos, produce algún tipo de bien o servicio, paga sus
impuestos. En fin, opera con regularidad.
Si el Ministerio Público decide abrirle una
investigación, debe hacerlo paso por paso, con la debida discreción y tomándose
su tiempo para “seguir el dinero” y verificar si ciertamente tiene orígenes
ilegales, es decir, si se usa esa empresa para “limpiar” dinero sucio. Llegar
al momento de demostrar, con evidencias reales, que hay un delito ahí, es algo
difícil y que puede tomar mucho tiempo.
También hay que considerar la forma en que el lavado
de activos se desarrolla en niveles de gran magnitud. Pues ahí, se dan casos de
emporios empresariales cuyo cierre repentino, en caso de demostrarse delito,
puede implicar un golpe a la estabilidad económica de una ciudad y hasta de un
país. Eso, sin dejar de lado que el lavado de activos se caracteriza por ser
disciplinado en el pago de los impuestos. Los lavadores de activos no son
evasores. Por el contrario, tienden a pagar con puntualidad sus impuestos,
precisamente, para no llamar la atención de las autoridades tributarias ni de
cualquier otro órgano de investigación.
De ahí que cuando un empresario está creciendo en sus
negocios, sustentándose en el lavado de activos, tiende a enmascarar sus
actividades con acciones de vinculación con la sociedad, como la creación de
una fundación para ayudar a determinadas causas, relaciones con otros
empresarios tradicionales, con funcionarios públicos e importantes dirigentes
políticos, autoridades policiales y militares. Todo eso, con el propósito de
hacer más difícil la posibilidad de ser descubierto o de que puedan penetrar con
facilidad a las interioridades de sus operaciones para hacer efectiva una
investigación que de resultados.
En lo referente a las áreas de negocios más usadas
para el lavado de activos, se destaca el sector inmobiliario, con la
construcción de edificaciones, plazas y centros comerciales; también están las
bancas de apuesta, tanto deportivas como de lotería; los dealers importadores y
comercializadores de vehículos y, sobre todo, la llamada “industria del
entretenimiento”, es decir, los segmentos de actividades y presentaciones
artísticas, servicios de diversión y de ocio como bares y restaurantes, entre
otros.
Más recientemente, y con mayor dificultad para
investigar, está la incursión en los medios de comunicación. Aunque es una
parte delicada, no hay que perder de vista que en el ámbito mundial hay
empresarios no tradicionales de medios de comunicación, que han entrado en ese
mundo, precisamente, con la intención de lavar activos sin ser mal vistos, pues
la influencia de tener medios es una buena cubierta. Una pausa aquí, porque el
tema es largo y delicado.
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