Meditaciones | Sandy Yanilda Fermín
Ángeles
en la tierra: “Mujeres de Fe”
Una mujer de fe
es una joya celestial, escultora del alma. Sus consejos son buscados, su amor anhelado.
Cuando se convierten en madres, sus brazos son un refugio abnegado, donde su
oración cautiva y toca el corazón de Dios porque son nuestros ángeles asignados
para los milagros diarios.
Una mujer de fe
es el rostro de Dios, es su gracia derramada. Su belleza no solo es física, sino espiritual.
Sus palabras tienen poder porque son instrumentos divinos que Dios ha utilizado
para bendecirnos y aunque han querido desmayar, se levantan como guerreras,
alentando con ternura y amor.
Son seres que
hacen la voluntad de Dios, son la vida misma, no se niegan a emprender su camino
de fe, a enfrentar sus miedos, a sacrificar sueños. A conectar y sentir el don
especial que se les ha revelado, por eso, han dejado huellas imborrables,
incluso sin estar presentes físicamente.
Cada mujer de
fe tiene cualidades que la representa y al ser madres, de una manera natural son:
Protectoras, valientes, sabias y obedientes, capaces de sacrificar todo por sus
hijos y con una conexión espiritual eterna con Dios.
Hablar de su
rol es intentar capturar el infinito en palabras. Son vida, voluntad,
sacrificio. A lo largo de la historia
bíblica, Dios ha revelado su poder a través de mujeres que han sido modelos
para seguir por generaciones:
Maria madre de
Jesús: Sin el sí de
la humildad de María, el plan del proyecto de vida y salvación habría sido en
vano. Ella es un modelo eterno de Fe y obediencia, que aceptó el
propósito de ser madre del Salvador del mundo, haciendo su voluntad. Ella es la
modelo de inspiración y de esperanza.
Isabel esposa
de Zacarias y madre de Juan el Bautista: Creyó en lo imposible, reconoció a Jesús antes
que muchos y vivió su maternidad como misión divina, por eso me encanta la
canción que dice: “Cómo es que la madre del Señor viene a mí”.
Ana madre de
Samuel, Aunque ella
lloraba, su oración perseverante fue escuchada, dedicó su hijo al servicio de
Dios. Fue una madre consagrada, para la obra divina. Es un ejemplo poderoso
de intercesión y así como Ana perseveró en oración, hoy muchas madres
oran por sus hijos en medio de la incertidumbre.
Jocabed madre
de Moisés, como Dios
tiene siempre un plan, en medio de la persecución protegió a su hijo,
colocándolo en una canasta, confiando en Dios. Su fe estratégica preservó
la vida de un libertador.
María Magdalena, fue la primera testigo y
mensajera de la resurrección de Jesús, porque confió en llevar esa gran
noticia a otros corazones. Mensajera de esperanza.
Sara, con su fe mostró, “que nada es
imposible para Dios”. Dios cumplió su promesa.
Esther, quien arriesgó su vida para
salvar a todo un pueblo. Inspiró a actuar con valor.
Ruth, de extranjera a ser parte del linaje
de Jesús.
Deborah: Fue profetiza, sin ser reina, Juzgó
con sabiduría y justicia. Comandó un ejército
sin ser guerrera para proteger a su pueblo, guiada por la voz de Dios.
La samaritana, Su encuentro de fe con Jesús, la convirtió
en evangelizadora de su pueblo.
Dios nunca
abandona a una mujer de fe que lucha. Su oración tiene poder, su conexión espiritual
sobrepasa los limites humanos.
Las mujeres de
Fe son el reflejo del amor de Dios en la tierra. Nos recuerdan que Dios siempre cumple su promesa, y escribe
en renglones torcidos. Todas estas mujeres de fe nos han impulsado a través
de la historia a reconocer la presencia de Dios en nuestras vidas.
Hoy más que
nunca necesitamos mujeres de fe como ellas. Mujeres que crean y muestren con
sus vidas y sus actos que el amor de Dios no defrauda, que confiemos,
que antepongamos nuestra fe en medio de las pruebas, para cada uno de nosotros continuar
esta historia de fe, porque el legado de una mujer de fe no termina, se
multiplica.
Y tú ¿también
eres una mujer de fe que deja huellas imborrables? ¿Qué legado
espiritual de fe dejarás a tu familia, a tu comunidad?
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