Entrevista | Renato Martinez
Monseñor Zerdín: El
catequista debe ser “testigo, comunicador y mistagogo”
Este 26 de
septiembre, al inicio del Jubileo de los Catequistas, dialogamos con monseñor
Gerardo Antón Zerdín Bucobek, OFM, Obispo del Vicariato Apostólico de San Ramón
y Presidente de la Comisión de Catequesis y Pastoral Bíblica de la Conferencia
Episcopal Peruana sobre el perfil del catequista de hoy, el paradigma de la
iniciación cristiana, la formación de los catequistas y la importancia de la
misión evangelizadora de la Iglesia.
En el marco
del Jubileo de los Catequistas dialogamos con monseñor Gerardo Antón Zerdín
Bucobek, OFM, Obispo del Vicariato Apostólico de San Ramón y Presidente de la
Comisión de Catequesis y Pastoral Bíblica de la Conferencia Episcopal Peruana,
quien ha llegado hasta Roma para participar en este Evento Jubilar.
El Vicario
Apostólico de San Ramón señaló que, el catequista de hoy tiene que ser: “En
primer lugar, testigo, dar un testimonio cristiano. Luego, tiene que ser un
buen comunicador que sepa llevar, explicar bien los misterios de nuestra fe,
como dice San Pedro, da razón de nuestra esperanza. Y, por último, debe ser
mistagogo, es decir, que ayuda a profundizar en el sacramento. Lo que queremos
es lograr la comunidad cristiana que es a su vez protagonista de la
evangelización y de la catequesis”.
Hoy el mundo
pone diferentes desafíos a la misión evangelizadora de la Iglesia. También
vemos que los laicos están llamados a tener un rol activo en esta misión, a
partir de ello, ¿Cuál es el perfil que debe de tener un catequista para nuestro
tiempo?
Efectivamente,
tenemos una imagen de catequista que prepara para la los sacramentos,
especialmente dirigido a los niños. Y luego tenemos a otro catequista, entre
comillas, que realiza su labor en las escuelas, que tiene un formato muy
distinto. Ahora bien, necesitamos catequistas que trabajen en la iniciación a
la vida cristiana, ya que gran sector de la población ya no tiene esa tradición
de la fe, unos tienen, pero muchos ya no lo tienen y necesitan una iniciación
completa no solo a los sacramentos, sino a la vida cristiana.
Y es eso lo
vemos también en el documento que acompaña el rito de la institución de los
catequistas. Dice que catequista hay que formar ahora y lo que necesitamos es
para la iniciación a la vida cristiana y eso conlleva otros elementos también
en cuanto a la entrada a la fe.
En su labor
misionera ha llevado adelante diferentes iniciativas, una de ellas ha sido la
formación de laicos como catequistas rurales y amazónicos. ¿Cuál es la
característica principal del catequista rural y amazónico?
En la parte de
la sierra del Perú se habla de los catequistas rurales. Los ocho vicariatos de
Perú después del Concilio han establecido el concepto de animador cristiano. En
primer lugar, decían “animador de las comunidades cristianas” y ahora decimos
“animador cristiano de la comunidad”. Sabiendo que la comunidad no
necesariamente es plenamente cristiana, pero acoge la fe y entra en un
dinamismo temporal de poco a poco ir evaluando la cosa y cuando llega el
momento recibir el bautismo y considerarse cristiano.
Esos
animadores no son doctores en la doctrina, saben lo básico, pero se identifican
y saben quién está allá arriba. Está Dios. ¿Quién está allá, digamos, a cierta
distancia? Está la Vicaría, está su parroquia, la que tiene referencia. Y
luego, quién está alrededor mío es mi comunidad. Yo tengo una misión en esta
comunidad. Y luego una referencia a su propia identidad, digamos, coherencia y
eso se ha visto cuando ocurre algo, una pelea, tal vez un emborrachamiento,
ellos se retiran y dicen a la comunidad, "mira, ha pasado eso, mejor, otro
que anima la comunidad." Ellos preparan la llegada, digamos, de una
comunidad realmente Eucarística, pero son los comienzos, o sea, ni siquiera lo
llamamos catequistas propiamente, porque tenemos también catequistas, pero
ellos tienen que pasar por la escuela de evangelización de 3 años y luego la
formación permanente.
Desde su
experiencia, a lo largo de 50 años como misionero en la selva peruana, ¿Cree
usted que es necesario cambiar el paradigma de la iniciación cristiana? Y ¿Cuál
sería el nuevo paradigma?
Los sacerdotes
siempre alardeamos de que somos ungidos del Señor con el crisma y ese mismo
crisma ha sido la unción de cada cristiano y nuestro sacerdocio se basa en el
sacerdocio bautismal, sin eso no existe tampoco esto. Y eso hay que tomar en
cuenta cada vez más, de una forma tranquila, serena y lo que necesitamos
efectivamente es un cambio de ese paradigma de catequesis, pero no hablaría de
cambio porque nos costó mucho en el Perú lograr una catequesis parroquial.
Antiguamente
solamente existía en la escuela y un poquito de preparación. Luego se logró
estructurar esa catequesis, digamos así, ahora es tradicional. Dejar eso. No
necesitamos quitar cosas para poder implementar otros. Los que recién vienen a
la Iglesia de un alejamiento, de un desconocimiento, a ellos les tratamos
digamos de introducir a través de la iniciación a la vida cristiana. Hay una
rica preparación, pero es solo el rito.
En Perú
tenemos preparado la iniciación cristiana para todos los niveles, que son muy
interesantes y el pueblo lo acepta especialmente por las celebraciones que
acompañan esa iniciación a la vida cristiana. Les gusta mucho, ¿no? La entrega
del padre nuestro, la entrega del credo, la entrega de la Biblia, esas cosas.
Lo celebran. Es especialmente el rito del catequizado, donde corresponde la
unción con el aceite de con el óleo del catequizado.
En su
ministerio episcopal en el Vicariato Apostólico de San Ramón ha propiciado la
creación de Centros Educativos y Albergues que favorecen a las comunidades
amazónicas del Vicariato. En 2007 ha creado la Universidad Católica para
Indígenas “Nopoki”. ¿Cree usted que la formación de niños y jóvenes pueda
contribuir a una transformación de la realidad amazónica?
Los primeros
creyentes, los atraídos hacia el Señor son los niños. Se llena la iglesia de
niños todos los días y detrás vienen los padres, pero como oyentes, como que
así de pasito no más escuchan. Y vemos que la realidad de la escuela es
muy difícil. No hay mucho control estatal y eso nos ha provocado siempre no
sabe de qué hacer.
Entonces,
hemos formado algunos profesores en Lima, pero era insuficiente. Entonces, a
partir de ese año mencionado se empezó con un programa con la Universidad
Católica “Sede Sapiencia” que nos puso generosamente a disposición,
prácticamente no nos cobran nada, asumen ellos todos los costos, nosotros como
Vicariato asumimos el albergue porque sin eso es imposible.
Ya trabajamos
20 años. Hay ya más de 300 profesores titulados, algunos ya maestros, magister.
Y esperamos que sí se puede hacer una transformación de una forma, digamos,
paulatina, constante, sin enfrentamiento, sin choques, sin esa política que le
gusta siempre la lucha, el enfrentamiento, sino un proceso como la vida que
corre, algo así.
En mayo de
2022 se ha Beatificado, en el Vicariato de San Ramón, a madre María Agustina
Rivas López, “Madre Aguchita”, que fue asesinada por odio a la fe por lo
terroristas de Sendero Luminoso. ¿Cuál es el legado que deja a la Iglesia está
primera mujer mártir y religiosa?
El Santo Padre
ha aprobado la beatificación en 2021 y el 22 pudimos llevar a cabo la gran
celebración de mucho impacto para nuestros pueblos. Hasta los hermanos
evangélicos y adventistas pedían que la Iglesia reconozca el martirio de
Aguchita. Pero no solo es el martirio, el proceso ha demostrado, o sea, toda su
vida era hacia la santidad. Un ejemplo esplendoroso para todos nosotros, así
que hemos proclamado ese lugar, santuario de Santa Rosa y de la Beata Aguchita,
mártir, patrona de las vocaciones. Y los jóvenes tienen sus peregrinaciones
durante todo este año, pero especialmente en este mes, hace pocos días, han
realizado una gran peregrinación a nivel de Vicariato los jóvenes. Enfocando la
vocación en su integridad, no solamente para religiosos, sacerdotes, sino
también para laicos cristianos, para la familia, todo eso. Y efectivamente han
empezado a surgir después del Covid-19 algunas vocaciones, gracias a Dios.
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