La misericordia en el Nuevo Testamento
El término misericordia en el Nuevo Testamento se identifica con el sustantivo griego ´´eleos´´, el cual está 27 veces; Marcos Juan y Hechos no conocen el término. También se identifica con el verbo griego ´´eleao´´, el cual está tres veces (Rm 9,16 y Jds 22.23), de él hay 29 testimonios; Juan y Hechos no lo conocen. Tanto el sustantivo como el verbo, desde Homero, significan el sentimiento que se experimenta ante el infortunio que aflige a otra persona y la acción que brota de este sentimiento.
El verbo ´´eleein´´, en el sentido de tener compasión, compadecerse, ayudar compasivamente, apiadarse, aparece en los sinópticos en los relatos sobre hechos en los que se pone de relieve la irrupción de la misericordia divina en los infortunios humanos (Mc 5,19; 10,47.48: Mt 20,30.31 y Lc 18,38.39).
Está el término en consonancia con el hebreo ´´hesed´´ (bondad), en el Antiguo Testamento, que es el comportamiento que Dios exige que una persona observe con otro (Lc 10,25-37). En Mateo 5,7; 18, 33, el verbo ´´eleeo´´, expresa la misericordia que una persona debe sentir hacia otra y en Lucas 16,24 aparece en la súplica del rico condenado que se dirige a Abraham. Vale señalar que en la LXX (el Antiguo Testamento en griego), el término ´´eleos´´´ocupa lugares como traducción del hebreo ´´hesed´´ (Sal 6,4).
Tomando los textos en sÃ, en los evangelios sinópticos, en los relatos de milagros, el término en imperativo se haya en labios de los que se acercan a Jesús pidiendo salvación e invocando su ser MesÃas (Mc 10,47ss; Mt 20,30ss y Lc 18,38), asà tenemos el relato de la mujer cananea (Mt 15,22), de los dos ciegos (Mt 9,27), el padre del epiléptico (Mt 17,15) y los leprosos de samarÃa (Lc 17,3). En Marcos 5,19 el geraseno endemoniado, es enviado como mensajero de la misericordia de Dios entre su gente.
Pero en los sinópticos quien se destaca en este tema es Lucas, él recoge el sentido original del ´´hesed´´ veterotestamentario, como fidelidad de Dios, clemente y creador. Esto no solo se ve en las parábolas de la misericordia (Lc 15), sino desde el principio del evangelio, en los relatos de la infancia: esa misericordia de Dios (hesed) que se prometió desde antiguo, dada en la historia de salvación, llegó a su plenitud, en la entrega que Dios hace por sà mismo ante los pobres e insignificantes, en la encarnación de su Hijo.
En los escritos paulinos, Pablo interpreta el ´´eleos/eleein´´ de Dios en Romanos 9; 11 y 15, como la acción histórica de Dios, salvÃfica y escatológica de Dios en Jesucristo. El Dios misericordioso reclama para sà el derecho a tener misericordia (Rm 9,16). Su punto de partida es el hecho de que Dios no se encuentra a disposición absolutamente de nadie, él señala que a pesar de los planes y los pactos que Dios ha hecho con Israel, la gran mayorÃa ha rechazado el mensaje misericordioso de Jesús (Rm 9,1-11,36). El reconoce que la misericordia de Dios es el único medio posible por el cual todos pueden participar de su acción salvÃfica; los gentiles entran en el plan salvÃfico de Dios por pura misericordia suya, mostrada en Jesucristo (Rm 15,9).
En Galatas 6,16 la bendición misericordiosa de Dios llega a aquellos que hacen de su nuevo ser cristiano, el principio fundamental de sus vidas. La misericordia de Dios sana (Fil 2,27) y hay que transmitirla a otros, esa misericordia que se experimenta de Dios ( 2Cor 4,1 y Rm 12,1-8). No es en las obras, sino en la misericordia en que se fundamenta la salvación de los que tienen fe y han sido renovados por el EspÃritu (Ef 2,4 y Tito 3,5).
En 1 y 2Timoteo 1,2 se implora la misericordia sobre los destinatarios de la carta junto a la ´´jaris´´ y ´´eirene´´ (gracia y paz), y en 2Timoteo 1,18 se pide la misericordia como don definitivo y futuro; en 1Timoteo 1,13. 16 el apóstol se ve asà mismo como un producto de la misericordia divina. ADH 807
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