El estudiante de la esquina
Eres el estudiante que llega a la escuela con los tenis, los zapatos o los calipsos sucios, que va con baja presentación personal, que no recibe desayuno en los planteles escolares, que no lleva el dinero de la merienda, que no rinde en los estudios, que se pasa todo el tiempo en los pasillos, que no explica la clase, que recibe los insultos; porque molesta, porque se sienta en la última fila, en la última silla, en la última esquina; porque eres el más desinquieto.
Pero nadie ha percibido qué hay detrás de tus actitudes, qué vienes arrastrando desde el momento que te concibieron: cómo fue tu infancia, qué te pasó cuando era niño, qué hay en tu subconsciente, qué te lleva a ser y a actuar de esa forma: si es la soledad, si es la angustia, si es el dolor de tu conciencia, si es el abandono de tu padre, si es la falta de amor, si es el odio, si es la falta de atención. Si vives con la madre, si vives con tus padres, si vives con los dos; si vives con la abuela, con el tÃo, con la tÃa, con el vecino o la vecina, con los hermanos; si vives siendo el padre o la madre de los más pequeños.
Si duermes debajo del puente, donde te coja la noche o dentro de las chatarras abandonadas. Si vas con peladas foráneas, con buenos y no trabajas, ni tienes familia que te lo envÃen; si vas con aretes siendo varón, si vas con los ojos alborotados, si vas con mal olor a estupefaciente, si tu cuerpo presenta moratones, si presenta pinchazo en los brazos, si tienes quemadura en los dedos, si tienes orificios en la camisa, si tomas pastilla, si te inyectas, si fumas, si chupas, si hueles; entonces estamos frente al último estudiante. ADH 811.
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