A debate | Alexis Cifuentes/ADH
¿Quiénes son la familia de Jesús?
De los textos evangélicos que han creado polémicas,
especialmente por quienes quieren cuestionar la doctrina cristiana católica,
encontramos el conflicto en la familia de Jesús. ¿Quiénes son sus padres y sus
hermanos? Nosotros estamos acostumbrados a responder inmediato: Hijo de Dios,
nacido de María por obra del Espíritu Santo y su padre, José el hombre justo
que lo acogió. No hay referencia de hermanos en los relatos de su infancia, ni
el trayecto de su vida pública, anunciando el Reino de Dios. Llegado un tiempo
los textos ya no se refieren a José y la madre sí, ella aparece en todos los
momentos claves de la vida del Señor.
Pero si vamos al evangelio de Mateo y buscamos el capítulo
13, versículo 55 nos dirá: “¿No es este el hijo del carpintero? Abrimos el
evangelio de Lucas y nos hablará en el capítulo 4, versículo 22, ¿del “hijo de
José”, el hijo de María y hermano de Santiago y José, de Judas y Simón? En
Marcos 6, 3, el evangelista pone la pregunta: ¿Y no están sus hermanas con
nosotros? Estas referencias sobre los hermanos y hermanas de Jesús han servido
para muchas polémicas y afanes de desautorizar a María o la condición de
“Unigénito” de Jesús, hijo del Padre.
Otro texto a considerar es Gálatas 1,9, donde aparece
Santiago como “hermano del Señor”. Una referencia de la comunidad que nació
después de la Pascua del Señor y de Santiago, quien presidió la Iglesia madre
de Jerusalén y auxilió a Pablo y Bernabé en un momento de su misión.
Lo cierto es que en la vida pública de Jesús aparecen
ciertas “tensiones” con sus familiares. Él vivió conflictos muy visibles con el
mundo religioso, socioecónomico y cultural de su tiempo. Al actuar con una
libertad inédita ante las autoridades religiosas y su interpretación de la Ley,
se veía venir el conflicto. De hecho, su modo de comportarse no era el
apropiado para formar parte de una familia tal como la comprendemos nosotros
que debía ser la Familia de Nazaret. Siguiendo nuestros esquemas de la familia,
damos por supuesto que el Hijo de Dios formara parte de una familia santa y sin
contradicciones. Sabemos que no fue así.
Pero el dato que deseamos iluminar en esta reflexión
es quiénes forman la familia de Jesús. Sabemos su entorno más íntimo. Las dudas
o rechazos de una familia de tres, sin más hijos. La exégesis bíblica nos
recuerda que en la lengua del lugar no existía la palabra “primo” y por tanto,
estos mencionados como hermanos tendrían esa condición. En las costumbres de
muchos pueblos sentirse hermano o hermana de los seres más queridos alrededor
de la familia, no es extraño.
Para responder a quiénes son los hermanos y hermanas
de Jesús, hemos de superar la raíz “biológica” como la primera o única razón
del vínculo familiar. El lazo familiar abarca muchas razones más allá de haber
salido del vientre de fulana o saber quién es el padre que lo engendró. No
olvidemos que en el mundo judío la pertenencia al pueblo de la Promesa era un
dato fundamental para ser hijo de Dios.
Podemos entonces abrir un camino de respuestas
considerando que, en su conciencia y libertad como el Hijo, Jesús no se va a
limitar al círculo de sangre o pueblo. Él mira a los suyos más allá, como
quienes están en adhesión a su Persona y siguen su Proyecto. La condición
familiar en la visión de Jesús no delimita, digamos que universaliza, en cuanto
apunta al Reinado de Dios, en justicia, amor, verdad y paz para el mundo. Ese
proyecto de fraternidad que propone Jesús es la ocasión de hermanar las
relaciones humanas, no los lazos sanguíneos. María, que también fue discípula,
forma parte de esta nueva fraternidad humana que inaugura Jesús, donde él
quiere que todos seamos uno.
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