Encíclica | Dra. María de los Ríos
¿De qué trata la encíclica Fratelli Tutti?
La Dra. María de los Ríos desglosa
los ocho capítulos de la encíclica Fratelli Tutti en la que el Papa Francisco
llama a recuperar nuestra sociabilidad.
La Dra. María Elizabeth de los Ríos Uriarte,
profesora e investigadora de la Facultad de Bioética de nuestra Universidad
Anáhuac México, aborda en un artículo la temática de la encíclica Fratelli
Tutti como una invitación a tener un corazón abierto que sea capaz de albergar
la fraternidad y la amistad social.
La nueva encíclica del papa Francisco, firmada en
Asís el pasado 3 de octubre, es una llamada al reconocimiento mutuo como hijos e
hijas de Dios y, por consiguiente, un emplazamiento urgente a la fraternidad y
a la amistad social como medios de reconstrucción de un mundo herido.
En siete capítulos, el Santo Padre nos brinda
claves
para recuperar aquello que es más humano y que se asienta sobre la inalterable
dignidad humana: nuestra sociabilidad y deseo de buscar lo común.
En el primer capítulo, “Sombras de un
mundo cerrado”, nos habla de los peligros o sombras de un mundo cerrado en
el que se nos realiza un diagnóstico de las consecuencias de vivir,
paradójicamente, conectados mediante pantallas pero aislados unos de otros. Un
mundo basado en el egoísmo y la autoreferencialidad que producen y reproducen
amenazas del pasado y absurdas polarizaciones políticas.
En el segundo capítulo, “Un extraño en el
camino”, el Papa retoma la parábola del ‘Buen Samaritano’ para profundizar
sobre el sentido del prójimo bajo la figura del caído y abandonado al lado del
camino para invitarnos no tanto a reconocerlo como prójimo, sino a hacernos
prójimos de todos. La invitación consiste en sanar las heridas de quienes
tenemos alrededor sin importar su lugar de procedencia o su afinidad ideológica
con la nuestra, pero esto solo es posible cuando reconocemos la intrínseca
dignidad de cada persona.
En el tercer capítulo, el Sumo Pontífice nos
invita a “Pensar y gestar un mundo abierto” que tenga por base que estamos
hechos para el amor, uno que va más allá de nuestra lógica. Un amor sin
fronteras que encuentra cabida en la amistad social, que trasciende diferencias
y proyectos políticos para, nuevamente, centrarse en la común dignidad de todas
las personas. El reto de este mundo abierto es soñar y pensar una mejor
humanidad.
En el cuarto capítulo, “Un corazón abierto
al mundo entero”, nos exhorta a tener un corazón especialmente abierto al
conflicto migratorio, a las crisis humanitarias de quienes tienen que salir de
sus lugares de origen y se enfrentan al difícil proceso de aceptación y acogida
en otros países. Este corazón debe favorecer procesos de acogida, promoción,
protección e integración de los migrantes refugiados en el valiente acto de la
gratuidad.
En el quinto capítulo, “Diálogo y
amistad social”, nos invita a entender la política como amistad social, un
ejercicio del poder público sano e iluminado por la caridad capaz de incluir a
todos y de tomar decisiones que pueden atentar contra los estándares de
eficacia, pero que permiten lazos de fraternidad más sólidos entre todos.
La sana política que propone el Papa consiste en
promover el bien de todos y facilitar el desarrollo de todas las esferas de la
vida social y comunitaria, generando fuentes de empleo, propiciando
oportunidades de crecimiento, velando por el acceso igualitario y equitativo a
todos los servicios.
En el sexto capítulo, “Diálogo y amistad
social”, nos habla de la importancia del diálogo como herramienta de
encuentro y respeto. Solo si somos capaces de escuchar la verdad del otro y
respetando sus creencias podemos descubrir verdades que son atemporales y
evidentes para todos en cualquier circunstancia. Nos invita, pues, a pasar de
la falsa tolerancia al realismo dialogante.
En el séptimo capítulo, “Caminos de
reencuentro”, la paz aparece en el horizonte como anhelo y esperanza,
acompañada de la verdad y de la justicia y asimilando que el perdón y la
reconciliación son deseables, más no obligados. El Papa Francisco lanza la
invitación a ser constructores de paz propiciando espacios de encuentro, perdón
y reconciliación.
Finalmente, en el octavo capítulo, “Las religiones
al servicio de la fraternidad”, el Papa convoca al diálogo interreligioso y
recuerda la común misión de las religiones: la paz y la fraternidad desterrando
la violencia y el terrorismo religioso.
En resumen, la nueva encíclica, fraguada
antes de la pandemia, pero pensada en el contexto de esta, es una invitación a
tener un corazón abierto que sea capaz de albergar la fraternidad y la amistad
social como vehículos para la reconfiguración de un mundo nuevo y de
estructuras sociales y políticas más humanas y justas donde nadie quede
excluido.
La Dra. María Elizabeth de los Ríos Uriarte es Maestra en Bioética y Doctora en
Filosofía, Técnico en Urgencias Médicas (TUM) por Iberomed A.C. y scholar
research de la Cátedra UNESCO en Bioética y Derechos Humanos.
Ha impartido clases en niveles de licenciatura y posgrado en diversas
universidades y ha participado en distintos congresos nacionales e
internacionales de Filosofía y Bioética.
Más
información:
Facultad de Bioética
Dra. María Elizabeth de los Ríos Uriarte
bioetica@anahuac.mx
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