Espiritualidad | Andrea Safier
Reflexiones sobre la conciencia
El catecismo de la Iglesia Católica afirma que en
lo más profundo de su conciencia el hombre descubre una ley que él no se da a
sà mismo, sino a la que debe obedecer y cuya voz resuena, cuando es necesario, en
los oÃdos de su corazón, llamándole a amar y a hacer el bien y a evitar el
mal”. El ser humano tiene una ley inscrita por Dios en su corazón. “La
conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que está
solo con Dios, cuya voz resuena en lo más Ãntimo de ella” (GS 16). En el Catecismo
encontramos esta reflexión en los nn. 1777 a 1802.
El
catecismo nos da en estos números las instrucciones sobre la conciencia, en
tres momentos: primero nos da el perfil de la conciencia “moral”; luego las
funciones de la conciencia y, finalmente, nos señala la tarea personal sobre la
propia conciencia. Veamos cada momento.
1.
Perfil de la conciencia moral.
¿Qué es la conciencia moral? Nos explica el catecismo que ella es el núcleo más
secreto y el sagrario del hombre. Es un juicio de la razón: donde la persona reconoce
la cualidad moral de un acto. Es una ley de nuestro espÃritu, más allá de él.
Nos dice que la conciencia está presente en el corazón de la persona (Rm 2,
14-16)
2.
Las funciones de la conciencia.
Su primera función es instruirnos sobre el momento oportuno para el buen
actuar. También tiene como función dictar para que la persona perciba y
reconozca las prescripciones en la ley divina. Ella está para comunicar, instruir,
gobernar. Para atestiguar y denunciar diversas acciones. Dejarse iluminar por
la fe.
3.
Tarea personal sobre la propia
conciencia. Toca a la persona seguir su conciencia para
cultivar la prudencia para escuchar la voz de Dios y seguir la justicia. Asumir
responsablemente los mensajes de la conciencia, prestar atención a sà mismo
para oÃr y seguir la voz de su conciencia, interrogarla. Tarea será asumir los
actos, tomar decisiones. Se requiere formar y educar la conciencia, iluminarla
con la Palabra. También dejarse ayudar por ella y discernir la voluntad de
Dios.
Para el
Cardenal Newman, y en sintonÃa con el Catecismo, la conciencia es el lugar más
sagrado donde acontece la relación con Dios. Es el espacio de diálogo con el
Señor, más allá del cumplimiento. En el pensamiento ignaciano la conciencia se
presenta como la hermosa facultad que posee el ser humano para estar sobre sÃ
mismo, pacientemente, para crecer en verdad y autenticidad.
En la
sociedad actual, el vivir desde la conciencia indica la seriedad con la que se
acoge la vida. Es la manera de afrontar ciertos relativismos que marcan el
mundo hoy. Es dirigir la vida guiada por una brújula, una voz, un lucero, que
no brilla por sà mismo, sino que es conducido por el EspÃritu Santo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...