Sábado Santo | Catequesis del Papa
Sábado, día de
silencio
El Sábado Santo remarcó el Papa “es llamado el día del silencio, un grande silencio en toda la tierra, un silencio vivido en el llanto y en el desconcierto de los primeros discípulos, conmocionados por la muerte ignominiosa de Jesús” porque “mientras el Verbo calla, mientras la Vida está en el sepulcro, aquellos que habían esperado en Él son sometidos a dura prueba, se sienten huérfanos, quizá también huérfanos de Dios”.
Pensar así, como la Virgen ha vivido aquel Sábado Santo, en la espera. Es el amor que no duda, pero que espera en la palabra del Señor
“Este sábado es también
el día de María: también ella lo vive en llanto, pero su corazón está
lleno de fe, lleno de esperanza, lleno de amor. La Madre había seguido al Hijo
a lo largo de la vía dolorosa y se había quedado a los pies de la cruz, con
el alma traspasada. Pero cuando todo parece haber terminado, ella vela, vela a
la espera manteniendo la esperanza en la promesa de Dios que resucita a los
muertos. Así, en la hora más oscura del mundo, se ha convertido en Madre de
los creyentes, Madre de la Iglesia y signo de la esperanza. Su testimonio y su
intercesión nos sostienen cuando el peso de la cruz se vuelve demasiado pesado
para nosotros”, advirtió.
El Sábado Santo es el día
del silencio de Dios. Tiene que ser un día de silencio y nosotros tenemos que
hacer de todo para que sea para nosotros, justamente, una jornada de silencio,
como fue en aquel tiempo: el día del silencio de Dios. Jesús depuesto en el
sepulcro comparte con toda la humanidad el drama de la muerte. Es un silencio
que habla y expresa el amor como solidaridad hacia los abandonados desde
siempre, que el Hijo de Dios alcanza colmando el vacío que solo la misericordia
infinita del Padre Dios puede llenar.
Dios calla pero por amor.
En este día el amor -aquel amor silencioso- se transforma en espera de la vida,
en la Resurrección. Pensemos en el Sábado Santo: nos hará bien pensar en el
silencio de la Virgen, ‘la Creyente’, que en silencio estaba esperando la
Resurrección. La Virgen debería ser el símbolo para nosotros, de aquel Sábado
Santo. Pensar así, como la Virgen ha vivido aquel Sábado Santo, en la espera.
Es el amor que no duda, pero que espera en la palabra del Señor, para que el
día de Pascua se vuelva manifiesto y resplandeciente.
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