Espiritualidad
del Corazón
María de Nazaret: la María histórica
Se
llamaba Miriam, el nombre frecuente de muchas mujeres judías. Vivía como una
judía piadosa. “Bendita tú, que has creído”. Lo más probable es que tuviera
facciones semíticas.
Seguimos
exponiendo la conferencia que pronunciara la Hna. Merle Salazar sobre Nuestra
Señora del Sagrado Corazón y la vivencia de esta devoción en los tiempos
actuales, aquí centrándose en la figura de María como personaje histórico.
Nuestra
Señora del Sagrado Corazón, históricamente, fue una joven judía de Nazaret,
Galilea. Su nombre era Miriam, el nombre frecuente de muchas mujeres judías por
ser el de la profetisa hermana de Moisés y Aaron. Miriam vivía como una judía piadosa,
guardando el Shabbat, acudiendo a la sinagoga o a la asamblea local y yendo a
Jerusalén por las fiestas anuales judías. No sabemos en realidad cuál era su
aspecto, pero lo más probable es que tuviera facciones semíticas. Esto
significa cabello oscuro mediterráneo (no rubio), ojos oscuros (no azules) y
piel morena (no blanca). Miriam” pertenece en definitiva a nuestra raza, una
verdadera hija de Eva…
Y
ciertamente nuestra hermana, que como una pobre y humilde mujer comparte
nuestra suerte”
(Pablo
VI, “Marialis Cultus”).
Miriam
fue una humilde mujer de Nazaret, un pequeño pueblo de Galilea. En el siglo
primero, Nazaret era descrito como “un pequeño pueblo judío sin ninguna
importancia política, dedicado a la agricultura y obligado al pago de
impuestos”. No había ningún signo de bienestar “sin calles, sin edificios
públicos, sin inscripciones, mosaicos ni frescos”. Estando casada con un
“Tekton”, un carpintero, ella y su familia pertenecían a la clase artesanal, un
subgrupo dentro de la clase económicamente baja en aquellos tiempos.
En
las sociedades agrarias había básicamente dos clases, alta y baja, con una
enorme distancia entre ellas. En la clase baja estaban los campesinos, los
artesanos, los impuros y despreciables. Miriam, comparad con sus vecinos, no era
una pobre. No obstante, justo al lado de su pueblo existía una rica ciudad
romana, Sepphoris, que constituía un claro recordatorio de su pobreza. Además,
estaban, lo mismo que el resto de los galileos, políticamente marginados.
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