La Iglesia |
Ángel Morillo/Prensa Celam
Los Obispos de Puerto Rico plantan cara al flagelo de la violencia contra las mujeres
La Conferencia
Episcopal Puertorriqueña ha fijado posición sobre el grave flagelo de la
violencia contra las mujeres. De hecho, en enero de 2021 el gobierno local
declaró en estado de emergencia la isla ante el considerable número de
feminicidios.
Por ello “la
cultura de la vida nace del corazón mismo de Dios y requiere de todo un
compromiso permanente para que crezca el respeto por la integridad de toda
persona” en especial de las mujeres como de un bebé en vientre materno.
“Su grito de
dolor sube hasta el cielo, tiene que estremecernos y reclama de nuestra parte,
como creyentes, el abrazo, la denuncia de todo atentado contra el sagrado don
de la vida, y el más firme compromiso para contribuir a superar esta situación
junto con nuestro pueblo”, han acotado.
Los prelados
han instado a buscar mecanismos de empatía para “ponernos en el lugar de toda
persona agredida, fomentando diálogos personales y grupales a todos los niveles
en nuestras comunidades, que nos lleven a escuchar y compartir desde el alma lo
que llevamos por dentro”.
Soluciones
conjuntas
Además, han
mostrado disposición para colaborar “con nuestra gente en las búsquedas de
soluciones desde las mismas familias, grupos, asociaciones e iglesias,
procurando identificar las tendencias culturales que se han deteriorado,
patrones que hemos asumido consciente o inconscientemente, y que llevan a ver
falsamente a otras personas como si se tratara de propiedades personales”.
“Con
frecuencia se sustituye el valor sagrado de cada ser humano por intereses
materiales, se abusa e ignora a las personas más indefensas, y se anida en la
mente y en las relaciones la violencia y el atropello verbal, emocional o
físico, especialmente contra las mujeres”, añadieron.
En tanto
“nos comprometemos a orar y a seguir profundizando en esta situación con todo
agente pastoral, toda persona que ejerza la catequesis, los servicios, la
educación, el liderato de movimientos, los ministerios laicales y ordenados,
los jóvenes, y especialmente la pastoral pre matrimonial y familiar”.
Identificar
patrones machistas
De igual
manera han convocado a profesionales que estén disponibles para “el apoyo y la
consejería, el acompañamiento y la escucha, para generar espacios de acogida y
refugio, para respaldar las instituciones e iniciativas que sabemos proveen
socorro a las personas agredidas”.
De hecho
“algunos de estos servicios han brotado precisamente desde la Iglesia. El
espacio de confidencialidad y ayuda incondicional y gratuita que caracteriza la
pastoral de la Iglesia estará siempre disponible como un don especial en medio
de las necesidades urgentes que estamos enfrentando”.
Por otra parte,
han exhortado “a los líderes del gobierno y expertos a que se le dé una mirada
sistémica a toda esta situación, que incluye el análisis profundo de la
frustración que sienten las personas frente al empobrecimiento y la falsa
ilusión de felicidad de una sociedad desenfrenada en el consumismo”.
También
piden identificar “los patrones machistas y sus causas; compartamos estrategias
para la reconstrucción y sanación de la figura masculina; toquemos las heridas
que se arrastran y que con frecuencia provienen de maltratos ocurridos en la
infancia y que no reciben atención a tiempo”.
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