Un cambio de Corazón

Espiritualidad del Corazón / Hans Kwakman, MSC/CORNOVUM

 

Un cambio de corazón

Todas las criaturas están conectadas entre sí por el amor

 

Un tema frecuente en la encíclica “Laudato Si” sobre el cuidado de la casa común es la declaración de que “todo está conectado” (Laudato Si n. 70) también por ejemplo n. 16; 91; 240), o “todos los seres están conectados” (Laudato Si n. 42). El Papa declara: “Paz, justicia y conservación de la creación no se pueden separar…Todo está relacionado y todos los seres humanos estamos unidos como hermanos y hermanas en una maravillosa peregrinación, entrelazados por el amor que Dios tiene a cada una de sus criaturas y que nos une también, con profundo cariño, al hermano sol, a la hermana luna, al hermano río y a la madre tierra” (Laudato Si n. 92).

 

Curiosamente, como el Papa Francisco, también el Padre Chevalier señala que todas las criaturas están conectadas entre sí por el amor del Creador. Y así escribe: “¡Qué maravilloso es este mundo material! ¡Qué perfecta unidad en su indescriptible variedad! No existir aisladamente. Al contrario, como una inmensa red cuyos hilos convergen en un punto central: la humanidad. Si, es en la humanidad donde acaba esta unión; y en nosotros la vida afectiva dispone de un órgano especial: el corazón. ¡El corazón! El punto central donde converge todo” (Sagrado Corazón de Jesús p. 64-65). Más adelante el P. Chevalier señala “la misteriosa cadena que une el corazón humano al Corazón de Cristo y el Corazón de Cristo al verdadero Corazón de Dios” (El Sagrado Corazón de Jesús p. 182; Daily Readings Julio 11)

 

Hablando acerca de “Educación ecológica y espiritualidad” (Capítulo 6) el Papa Francisco hace una llamada a lo que él define como “Conversión ecológica” (Laudato Si n. 216): “Necesitamos experimentar una conversión, un cambio del corazón” (Laudato Si’ n. 218) y continúa “cuanto más vacío está el corazón de una persona, más necesidad tiene ésta de cosas que comprar, poseer o consumir.” Un corazón vacío genera “obsesión por un estilo de vida consumista” lo que trae consigo la desaparición de “un auténtico sentido del bien común”. Esto podría incluso provocar, advierte el Papa, “violencia y destrucción recíproca.” (Laudato Si’ n. 204).

 

Esta “conversión ecológica” o “cambio del corazón” nos obliga a adoptar ciertas actitudes. El Papa declara: “En primer lugar implica gratitud, reconocer que el mundo es un amoroso regalo de Dios. También implica la certeza de que no estamos desconectados del resto de las criaturas, que formamos con todas una preciosa comunión universal, conscientes de los lazos con que el Padre nos ha unido a todas las criaturas”.

 

Además “desarrollando los dones recibidos de Dios, la conversión ecológica nos conduce a una mayor creatividad y entusiasmo para resolver los problemas del mundo” (Laudato Si’ n. 220). Es más, esa conversión o cambio del corazón nos llevará a “otro modo de entender la calidad de vida, capaz de gozar profundamente sin obsesionarse con el consumo”. (Laudato Si’ n.222).

 

Estas palabras del Papa Francisco encuentran eco en el propio corazón del Padre Chevalier y sus enseñanzas. Después de todo, él pensaba en un cambio del corazón a través de un encuentro con el Corazón de Jesús. Y escribió: “conociendo el Corazón de Jesús conoceremos nuestro propio corazón. Podremos decir con el apóstol: Todo es nuestro, nosotros somos de Jesucristo y Jesucristo es de Dios” (1 Cor 3:22-23; El Sagrado Corazón de Jesús p. 199).

 

Momento de reflexión

 

“Una avalancha constante de nuevos bienes de consumo puede desquiciar

el corazón e impedirnos apreciar cada cosa y cada momento.

La espiritualidad cristiana propone un crecimiento caracterizado

por la moderación y la capacidad de ser feliz con poco.

Es la vuelta a esta simplicidad la que nos permite detenernos

y valorar las pequeñas cosas,

Estar agradecidos por las oportunidades que la vida nos ofrece,

sin apegarnos a lo que poseemos

ni entristecernos por lo que no tenemos”.

(Papa Francisco, Laudato Si n. 222)

 

“La mayoría de la gente no presta ninguna atención

a los milagros que existen a su alrededor

siempre, aquí y ahora”.

(Richard Rohr ofm)