Actualidad | Revista Ecclesia
Ha muerto el cardenal Monsengwo,
figura clave de la Iglesia en el Congo
Ayer domingo, 11 de julio, falleció en París el
arzobispo emérito de Kinshasa, Laurent Monsengwo Pasynia. El purpurado tenía 81
años y hasta octubre de 2018 fue uno de los integrantes del Consejo de
Cardenales creado en 2013 por el Papa Francisco. Había sido trasladado a un
hospital de la capital gala en un avión medicalizado en la noche del 5 de
julio. Entonces ya se dijo que estaba en estado crítico.
Nacido en la localidad de Mongobele (provincia de
Bandundu, diócesis de Inongo) el 7 de octubre de 1939, Monsengwo ha sido
durante décadas una figura clave en la República Democrática del Congo, así
como uno de los grandes referentes de la Iglesia católica en África. En su país
tuvo que lidiar con la última etapa del dictador Mobutu Sese Seko (1965-1997),
y con los regímenes de Laurent-Désiré Kabila (1997-2001) y de su hijo Joseph
Kabila (2001-2019). En los años noventa, tras el genocidio de Ruanda, el
entonces Zaire fue invadido por el ejército tutsi de Paul Kagame, que logró
echar del poder al cleptócrata Mobutu. El cardenal Monsengwo tuvo entonces un
destacado papel en la transición política, llegando a presidir temporalmente
los trabajos de la Conferencia Nacional, primero, y del Parlamento de
transición, después.
Monsengwo pertenecía a una familia de la realeza
local. De hecho, su nombre significa algo así como «nieto de jefe tribal». Se
preparó para ser sacerdote en el seminario de Kabwe (archidiócesis de Kananga),
y en 1960 marchó a Roma a ampliar estudios en la Pontificia Universidad
Urbaniana. Allí, en Roma, fue ordenado presbítero por el entonces prefecto de
la Congregación para la Propagación de la Fe, el cardenal armenio Agagianian.
Era 1963. Los seis años siguientes los pasó estudiando en los Pontificios
Institutos Bíblicos de Roma y Jerusalén.
De vuelta al Zaire, ejerció la docencia durante
una década en la Facultad de Teología de Kinshasa y en el seminario mayor Juan
XXIII, antes de ser llamado a servir desde la secretaría general de la
Conferencia Episcopal (CENCO), primero como secretario general adjunto
(1972-1975) y luego como secretario general. En 1980, cuando ejercía esta
última responsabilidad, el Papa Juan Pablo II lo nombró obispo. Tenía entonces
40 años, y fue el propio pontífice polaco el que lo consagró durante su visita
a Kinshasa. En ese su primer destino como auxiliar de la diócesis de Inongo
apenas pasó un año, pues poco después fue enviado, también como auxiliar, a
Kisangani. Allí, en el Kivu, al este del país, una región fronteriza ya con
Ruanda, sirvió a los fieles durante 26 años, siete como auxiliar y 19 como
arzobispo.
Presidente de la CENCO y del SECAM
Monsengwo presidió la CENCO durante tres mandatos
de cuatro años, los dos primeros consecutivos (1984-1988 y 1988-1992) y el
tercero, entre 2004 y 2008. La primera vez que fue elegido al frente del
episcopado ni siquiera era obispo residencial. Ejerció también la presidencia
del Simposio de Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECAM) de 1997
a 2003, y de Pax Christi Internacional de 2007 a 2009. En Roma fue miembro de
las Congregaciones para la Educación Católica y de Evangelización de los
Pueblos, así como del Pontificio Consejo para la Cultura.
Benedicto XVI lo nombró arzobispo de Kinshasa, la
capital de la R.D. del Congo, el 6 de diciembre de 2007. Fue también el Papa
emérito el que lo creó cardenal en el consistorio del 20 de noviembre de 2010 y
el que, dos años después, en la Cuaresma de 2012, lo llamó a predicar los
ejercicios espirituales a la Curia Romana. Ese mismo año fue uno de los tres
presidentes delegados de la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los
Obispos que tuvo lugar en el Vaticano del 7 al 28 de octubre sobre el tema «La
nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana».
Los restos mortales de monseñor Monsengwo van a
ser trasladados a Kinshasa para ser inhumados en la catedral. Tras su muerte
integran el colegio de cardenales 221 miembros. 124 de ellos tendrían hoy la
condición de elector en un hipotético cónclave.
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