Fe y Vida | Miguel A. Munárriz/FA
En todo, amar y servir
Mc
9, 30-37
«Quien
quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos»
El
evangelio nos muestra a Jesús como un lÃder carismático que arrastra tras de sÃ
a las multitudes; un orador genial capaz de impresionar con su palabra hasta a
los mismos guardias de Herodes: «Jamás hombre alguno habló como éste»; un
hombre, a la par compasivo y valeroso, que no dudó en llegar hasta el final
para que su luz alumbrase todos los rincones de este mundo... DirÃamos que
poseÃa todos los talentos, pero, como decÃa Ruiz de Galarreta, «Jesús no es el
primero por los talentos que habÃa recibido, sino porque los puso al servicio
de todos».
Es
muy fácil ponerse al servicio de los poderosos, porque ellos suelen recompensar
a los serviles; lo difÃcil es ponerse al servicio de los más necesitados sin
esperar nada a cambio. Y Jesús se puso al servicio de los pobres, los
marginados, los leprosos, los ciegos... y les dedicaba todo su tiempo, les
sanaba, les enseñaba y le abrÃa una puerta a la esperanza asegurándoles que sus
calamidades no eran castigo de Dios, sino que a los ojos de Dios ellos eran los
más importantes precisamente por ser los más necesitados.
Entre
los necesitados incluyó a los pecadores, y comÃa con ellos demostrando que él
no los despreciaba; que lo importante son las personas; que los tenidos por
pecadores son en realidad los más necesitados de ayuda. Y no dudó en jugarse el
prestigio ofreciéndoles su amistad porque querÃa librarles de la vergüenza, la
humillación y el sentido de culpa que con tanto ahÃnco fomentaban en ellos los
tenidos por buenos...
No
cabe duda de que el servicio es la piedra angular del Reino, y si no entendemos
su importancia en el esquema de Jesús, es que no hemos entendido nada. De
hecho, al ver que su tiempo se habÃa acabado, su principal urgencia fue
remachar esta idea en la mente de quienes debÃan continuar su obra.
AsÃ,
Mateo nos dice que en su último discurso —sÃntesis y compendio de su
predicación— Jesús puso todo el énfasis en la necesidad de servir a quienes nos
necesitan, es decir, de dar de comer al hambriento y de beber al sediento, de
vestir al desnudo y visitar al enfermo y al encarcelado... Y lo demás ni
siquiera mereció una mención por su parte... Según versión de Juan, al ver
discutir a sus discÃpulos sobre el puesto a ocupar en la última cena, tomo una
jofaina y una toalla, y se puso de rodillas a lavarles los pies.
Esta
imagen de Jesús lavando los pies nos señala como ninguna otra la actitud del
cristiano. No se trata tanto de hacer un inventario de servicios a prestar y a
quién prestárselos (que también), sino de ir atentos por la vida y no pasar de
largo cuando nos encontramos con la pobreza, la tristeza, la soledad, la
enfermedad, la vejez... El samaritano que bajaba de Jerusalén a Jericó puede
ser un excelente guÃa que nos marque el camino.
Ignacio
de Loyola —empapado hasta los tuétanos del espÃritu de Jesús— nos propone un
lema genial para vivir a lo cristiano: «En todo, amar y servir» ... Amar y
servir como respuesta al amor del Padre... y porque asà seremos mucho más
felices.
Publicado
por Feadulta.com
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