Reflexión | *Juan Ignacio Izquierdo/LFI
¿Escuchas el tictac de la pornografía?
Dos hombres
andrajosos y aplastados por el sol se arrastran por las dunas del Sahara.
De pronto, en
medio del vasto e inhóspito horizonte, divisan una mesita de madera: se
levantan, corren y con indescriptible emoción descubren dos vasos grandes de
agua fría en la cubierta; pero se les cae el alma al suelo cuando leen la
advertencia escrita en el mantel: "Agua de mar". Se miran desolados y
deliberan en silencio. Uno no aguanta, se abalanza hacia su vaso y lo bebe en
tres tragos desesperados; luego, viendo que el otro no prueba el suyo, se lo
traga también. Se miran otra vez en señal de resignación y siguen caminando,
apoyados uno en el otro.
Dentro de
nosotros palpita un deseo de intimidad y de ternura tan fuerte como la
sed. Vamos por la vida buscando saciar ese anhelo, pero no siempre
damos con el agua adecuada. Mientras tanto, una industria millonaria
se aprovecha de nuestra necesidad para ofrecernos agua que hace mal a niños y
adultos.
La abundancia
de espectáculos pornográficos que están circulando por internet, en los que se
estruja la sexualidad para quitarle lo mejor (el amor personal, el compromiso,
su intimidad) y dejarla solo con sus emociones más brutales, están atrofiando
la sensibilidad y desequilibrando los espíritus de millones de personas. La
pornografía es una simulación denigrante del amor humano que abarrota la
memoria de sus espectadores con imágenes perturbadoras: es mucha agua, pero
salada; en lugar de saciar, deshidrata; promete descanso, pero intensifica la
avidez.
Y la industria
pornográfica va teniendo dimensiones cada vez más tenebrosas: al otro lado de
la pantalla, mujeres coaccionadas o maltratadas que se prostituyen; y por este
lado, adicciones, problemas psicológicos y corrupción de la sensibilidad en un
público multitudinario. Entre los datos que ofrece la plataforma
americana Fight the New Drug, encontré uno que nos da una idea
sobre la extensión de los tentáculos que tiene esta hidra: en mayo de
2021 en Estados Unidos, los sitios porno recibieron más visitas que Twitter,
Instagram, Netflix, Pinterest, y Linkedin juntos.
¿Estamos
reflexionando sobre esto en nuestras familias y a nivel país? ¿Escuchamos el
tictac de esta bomba de tiempo, que suena también desde los bolsillos de los
niños apenas adquieren su propio móvil?
Los amigos
percibían la evaporación de sus energías y languidecía en ellos la esperanza.
De pronto, a lo lejos, ven un oasis con palmeras y agua fresca. En ese momento,
el hombre que había bebido los vasos con agua de mar cayó desvanecido. Su
amigo, sin embargo, aun a riesgo de agotar las fuerzas que le quedaban, decidió
cargarlo o arrastrarlo hasta esa agua de salvación.
*Juan Ignacio
Izquierdo Hübner es abogado de la Pontificia Universidad Católica de Chile y
licenciado en teología de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Roma).
Publicado por La Familia.info
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...