Jóvenes | José Calderero de Aldecoa/A&O
«Pornografía y prostitución no es que sean primas hermanas, sino
que cada vez son más hermanas y menos primas». Gracias a internet, «muchas
veces, incluso son la misma persona». De hecho, hoy en día gran parte del porno
no se consume de forma pasiva, «como demuestra el abrumador éxito de la
plataforma OnlyFans», «sino que puedes interactuar con la persona que aparece
al otro lado de la pantalla». Es la advertencia de Jorge Gutiérrez Berlinches,
que impulsó en 2015 Dale Una Vuelta, una
ONG que ofrece ayuda los adictos a la pornografía y que aporta información
sobre esta realidad. Los datos son escalofriantes: el 93 % de los hombres
vieron pornografía durante la adolescencia; el 90 % de los niños de entre 8 y
16 años han visitado una web porno; el 62 % de las mujeres accedieron a estos
contenidos durante la adolescencia, y la edad media de inicio del consumo está
situada a los 11 años.
Esta adicción, sin embargo, no solo afecta a los
jóvenes. «Ayer mismo nos escribió una persona de 67 años a través de la página
web para decirnos que llevaba mucho tiempo enganchada, que quería decir basta y
que necesitaba ayuda», asegura Gutiérrez Berlinches, que acaba de
publicar La trampa del sexo digital (Almuzara).
La pornografía afecta incluso a quien no la ve. A Dale Una Vuelta, según su
impulsor, escriben «muchas mujeres, no por su consumo, sino por el de su
pareja». El descubrir que su marido o novio accede habitualmente a este tipo de
contenidos «les ha hecho perder la confianza, la autoestima. Llegan a pensar
que ellas pueden tener parte de culpa y, en ocasiones, es necesaria la ayuda
psicológica». También «hemos recibido correos electrónicos de hijos devastados
porque han descubierto la adicción de su padre, al que tenían como modelo y
referente».
La persona salvavidas
Ante este panorama desolador, la buena noticia es
que hay salida. «Es verdad que el cerebro del adicto genera unos circuitos
neuronales propios que le impiden dejar de consumir», pero el cerebro
«igualmente puede deshacer estas conexiones cuando se está un tiempo largo sin
ver pornografía». En este periodo, el autor destaca la figura de la persona
salvavidas. «Es aquella en la que puedes confiar, en la que te puedes apoyar».
Por eso, «suelen ser muy eficaces las terapias de grupo».
Abstinencia y educación. «Es el momento para que
los padres emprendan una educación efectiva y de calidad en todos los aspectos,
también en el ámbito afectivo-sexual». En este sentido, Jorge Gutiérrez
Berlinches recomienda hablar con los hijos de «privacidad, de desnudez, de
aprobación social, de respeto hacia uno mismo, del valor del cuerpo…». Y antes
que todo eso, «es necesario generar un clima de confianza y de amor, que se
sientan queridos».
Publicado
por Alfa & Omega
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