Cultura y Vida | Juan Orellana/A&O
Spencer. Un retrato melancólico de Diana de Gales
Nos llega otra película sobre la malograda princesa
Diana de Gales. En 2007 se estrenó Diana: los últimos días de una
princesa, que protagonizó Genevieve O’Reilly; en 2013 Diana, con Naomi Watts, y también vimos a la princesa
encarnada por Emma Corrin en la serie The Crown. Lo que
vamos a encontrar en Spencer es otra
cosa. La diferencia está en el estilo que Pablo Larraín imprime a sus biopics. Si recuerdan Jackie, sobre
Jaqueline Kennedy, sabrán a qué me refiero. Larraín no nos cuenta una serie de
hechos, más o menos documentados, sobre la vida de la protagonista, sino que
trata de entrar en lo más profundo del personaje de forma no realista, sino
caleidoscópica: imaginación, metáforas, onirismo, introspección… todo sirve
para tratar de entender el alma atormentada de Diana de Gales.
La película se circunscribe a tres días de
diciembre de principios de los 90: Nochebuena, Navidad y el día de san
Esteban. Los príncipes de Gales ya están separados, aunque no divorciados, y
deben pasar juntos las fiestas de Navidad, junto a toda la familia real, en su
palacio de Sandringham, en el mismo condado donde nació Diana. Para Diana es un
infierno que solo es capaz de intentar afrontar por estar con sus hijos
Guillermo y Harry. Diana se siente como Ana Bolena, engañada y abocada a un
fatal desenlace. Vigilada y controlada por la familia real y por el mayor
Alistar Gregory (Timothy Spall), únicamente encuentra consuelo en su asistente
de vestuario, Maggie (Sally Hawkins), y en el jefe de cocina.
Spencer es un retrato amargo de la soledad y del desequilibrio de Diana,
de su imposibilidad de sentirse ella misma en una jaula de formalismos y
escleróticas tradiciones. Larraín se sirve magistralmente del vestuario para
expresar esa dialéctica entre apariencia y verdad en la que la princesa parece
abocada a naufragar.
Pero la película no se sostendría sin la magistral
interpretación de Kristen Stewart, cuyos registros dramáticos son perfectos para
encarnar este personaje. La dirección artística, impecable.
Publicado por
Alfa & Omega
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