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Carta Pastoral enviada por Mons. Ozoria circula en toda la Arquidiócesis
de Santo Domingo
El pasado 08
de diciembre 2021 Mons. Francisco Ozoria Acosta, Arzobispo Metropolitano de
Santo Domingo, ofreció Eucaristía en Acción de gracias al Señor por la puesta
en circulación de la Carta Pastoral, “Una Iglesia enteramente
Ministerial y Sinodal” de Mons. Francisco Ozoria Acosta para toda la
Arquidiócesis de Santo. Publicada en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción
de la Virgen María y el 59 Aniversario de Radio ABC 540 AM Emisora Católica de
Santo Domingo.
Esta Carta
Pastoral se enmarca en el Magisterio ordinario del Obispo, que pretende
iluminar e impulsar la vida y la fe de esta Iglesia particular de Santo
Domingo, sobre todo en el tema de la ministerialidad, con el propósito de
reorganizar y relanzar los ministerios laicales y los diáconos permanentes,
impulsando su formación y su misión.
Se centra en
una reflexión sobre la ministerialidad en una Iglesia enteramente sinodal que
fomenta, cuida y forma los ministerios, principalmente los ministerios laicales
y el diaconado permanente. La ministerialidad significa que todos somos
servidores de la Iglesia.
La carta se
divide en dos partes:
·
La primera se
centra en los ministerios laicales.
·
La segunda
parte está dedicada en primer lugar a la identidad y misión del diaconado
permanente y en un segundo momento al relanzamiento de la Escuela
Arquidiocesana de Formación de los Diáconos Permanentes “Mons. Pablo Cedano”,
y la creación de la Escuela Arquidiocesana de Ministerios Laicales.
Mons. Ozoria
en la carta dice que, los laicos están llamados a participar en la acción
pastoral de la Iglesia, primeramente, con el testimonio de su vida y, en
segundo lugar, con acciones en el campo específico de la evangelización, la
vida litúrgica y otras formas de apostolado, según las
necesidades locales bajo la guía de sus pastores, quienes les reconocen
y confían ministerios y responsabilidades… esto no es una concesión
de la jerarquía, sino una consecuencia necesaria de su derecho y deber al
apostolado como participación en la misma misión salvífica de la Iglesia.
El documento
Expresa que el lector debe meditar con asiduidad la Sagrada Escritura.
Los acólitos
deben ejercer sus funciones dignamente participando con piedad cada día más
ardiente en la Sagrada Eucaristía, alimentándose de ella y adquiriendo un
más profundo conocimiento de esta. Sigue el documento.
Sobre los
ministros extraordinarios de la Comunión se entiende un fiel laico cristiano
que ayuda de manera extraordinaria al sacerdote para que se pueda participar
más del don inefable de la Eucaristía y de su eficacia salvífica. Se trata
de un servicio litúrgico que responde a objetivas necesidades de los fieles,
destinado, sobre todo, a los enfermos y a las asambleas litúrgicas en las cuales
son particularmente numerosos los fieles que desean recibir la sagrada
Comunión. Es instituido por el Obispo para que se administren a sí mismos el
pan celestial, lo distribuyan a los demás fieles y lo lleven a los enfermos en
sus casas.
Además de llevar
la comunión a los enfermos, ellos se preocuparán de que se les prepare para
recibir los sacramentos, especialmente la Reconciliación, la Eucaristía y la
Unción de los Enfermos.
Los animadores
de asamblea” son fieles laicos cristianos, propuesto por el párroco y enviado
por el Obispo, para que colabore con dicho párroco, como delegado suyo, en la
animación de la vida cristiana de asambleas, ambientes, sectores o pequeñas
comunidades eclesiales de dicha parroquia, tanto en el área rural como urbana,
ejerciendo allí unos servicios claramente definidos, que no exigen el
carácter del Orden. El documento cita las atribuciones y/o las funciones
delagadas por el párroco.
Los
catequistas están llamados a: a) Manifestar su competencia en el servicio pastoral
de la transmisión de la fe, que se desarrolla en sus diversas etapas: desde el
primer anuncio que introduce al kerygma, pasando por la enseñanza que hace
tomar conciencia de la nueva vida en Cristo y prepara en particular a los
sacramentos de la iniciación cristiana, hasta la formación permanente que
permite a cada bautizado estar siempre dispuesto a «dar respuesta a todo el que
les pida dar razón de su esperanza» (1 P. 3,15). b) Ser testigo de la
fe, maestro y mistagogo, acompañante y pedagogo que enseña en nombre de la
Iglesia.
La carta nos
habla de que el Diaconado es el tercer grado del Sacramento del Orden
y, por tanto, los diáconos que reciben la imposición de las manos no en
orden al sacerdocio, sino en orden al ministerio, confortados con la gracia
sacramental, en comunión con el Obispo y su presbiterio, sirven al Pueblo
de Dios en la “diaconía” de la liturgia, de la Palabra y de la caridad.
(LG 29).
El documento
finaliza con el deseo del Arzobispo de crear la Escuela Arquidiocesana
de Ministerios Laicales y darle continuidad a la Escuela
Arquidiocesana de Diáconos Permanentes Mons. Pablo Cedano, con el
nombramiento de sus Directores Arquidiocesanos y sus respectivos Equipos
y de los Coordinadores Vicariales y Zonales.
Publicado por
Diario Católico
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