Para vivir mejor | Sheila Morataya
Tiempo para el silencio
Ha sido un año intenso. Muchos de los que me leen dirán: “Ha sido el año más terrible de
mi vida”. Otros pensaran: “¡Ha sido el mejor año para mí!” Y no faltará alguna
persona que diga: “No pasó nada para mí, es como que si mi vida no avanzara y
siempre fuera igual”. Hay diferentes perspectivas y vivencias. Pero si sumas y
restas lo que te ha ocurrido te percatarás que aún con todo, la vida es
maravillosa. Un don de Dios.
Dios en su gran amor nos ha creado a ti y a mí como
personas que piensan, sienten, y tienen la libertad para decidir su camino. Solo los seres humanos podemos hacer, si queremos, una profunda
reflexión al final de nuestro año. Y nuevos propósitos para el próximo.
¿Qué te recomiendo? Tener una experiencia única. Toma unos minutos de tu día en la
próxima semana y reflexiona: “¿Cuánto ame a Dios?” “¿Cuánto me acerqué a la
persona de Jesús y me hice su amigo?” “¿Qué hice para mejorar como persona,
compañero, trabajador y ciudadano del mundo?”
En estos agitados tiempos en los que no parece haber ocasiones para
parar y simplemente ser uno mismo, plantearse esto es importante.
Hacer un pequeño alto en la vida nos permite
escuchar nuestra naturaleza y la voz de Dios.
Esa naturaleza es el silencio. Dirás, ¿mi naturaleza es el silencio? Te
lo aseguro. Sólo prueba levantarte por lo menos durante una semana a las 4 a.m.
y mira lo que pasa a tu alrededor. Siente lo que está ocurriendo en ese
momento. Escucha lo que pasa en tu entorno. Toda la experiencia es de silencio.
La misma gran cualidad de Dios. Lo que pasa es que vivimos rodeados de tantos
estímulos que inmediatamente empezamos a pensar.
Me gusta pensar en Génesis y la creación del mundo, de los animales, de
los peces, las montañas y los mares por Dios. Me gusta pensar y te puedo decir
que casi miro ese momento en que Dios nos crea. Crea al hombre. Le sopla la
Vida que es Conciencia y el hombre, Adán se levanta y vive. En ninguna parte
dice “Y Adán comenzó a pensar” ¿sería que no pensábamos y solo éramos
consciencia? Una consciencia que se movió con el aire, que corría, que miraba,
que se asombraba ante la existencia. Y es en ese momento que Dios descansa.
¿Lo has pensado alguna vez? ¿Cómo descansó Dios? Dios
descanso haciendo silencio.
En el silencio la mente y el cerebro se relajan. Se recogen para una
limpieza interna y que esto de claridad y paz. Nos cuesta mucho hacer esto.
También por eso me gusta tanto la escena en la que el Ángel Gabriel visita a la
Santísima Virgen, la encuentra de rodillas o quizá sentada en el silencio. Este
silencio le permite escuchar con claridad la voz de Dios. Se conmueve, quizá
duda, pero de inmediato se repone pues sabe que el que le habla es un mensajero
de Dios.
Vivir en silencio nos da paz interior.
La paz es la sencillez del espíritu, la serenidad de la consciencia, la
tranquilidad del alma y el lazo del amor. La paz es el orden, la armonía en tu
cuerpo, en tus gestos, en tus sentidos. La paz reparte la alegría que nace del
testimonio de hacer el bien, de estar entregado a la vida de forma noble y
Buena. La paz es todo para la una vida lograda, para una experiencia de vida
que se sabe y se siente en el corazón.
Este día especialmente después de esta lectura piensa, reflexiona,
siente. ¿Con qué frecuencia me detengo en mi cuerpo, mente y actividad para
simplemente ser en silencio? ¿Qué tanta facilidad tengo para recogerme dentro
de mí y solo estar? ¿Cómo es mi salud mental? ¿Me deprimo con facilidad, estoy
deprimido o por el contrario tengo mucha ansiedad, insomnio y agitación todo el
tiempo? ¿Cómo me beneficiaria yo y la vida de los que me rodean si hiciera el
ejercicio diario de estar en silencio 20 minutos para conectarme con la
naturaleza de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo? “El comienzo de la
sabiduría es el silencio”, escribió Pitágoras.
“Sólo en el silencio el hombre logra escuchar en lo
íntimo de la consciencia la voz de Dios que verdaderamente le hace libre”. Repetía una y otra vez Juan Pablo II.
Pide a tu ángel custodio que te enseñe a practicar el silencio y a la
Santísima Virgen que interceda por ti.
¡Dios te bendiga!
Publicado por Encuentra.com
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