Meditación | Sandy Yanilda Fermín
Bodas de Oro: 50 años de eterno Amor
“Siempre le pedí a Dios, que me permitiera
cumplir los 50 años de casada y somos bienaventurados, somos dichosos
porque el Señor, nos lo permitió”, así inició mi conversación con doña Modesta.
Don Luis decía: “Quiero
encontrar una muchacha humilde para casarme. Modesta, fue un regalo de Dios para mí, ha sido una bendición de la
Virgen de la Altagracia”.
El 21 de enero del
2022, día de nuestra Señora de la Altagracia, se celebró en nuestra capilla, las
Bodas de Oro de Modesta y Luis
Genao, quienes un día delante de la Virgen, hace 50 años, profesaron un eterno amor. La celebración fue presidida por el sacerdote
Misionero Juan Tomás García Pichardo.
El cielo abrazó esa
mañana y sonrió de una manera sorprendente, cuando lo vimos llegar con su ropa
blanca impecable, una sonrisa en sus labios, unos ojos ensanchados de alegría y
llenos de la gracia del Señor.
Hace 50 años
iniciaron un viaje juntos, donde expresan
que la bendición de Dios nunca les ha faltado. Siempre han permanecido
juntos y agradecidos de Dios en las buenas y en las malas.
Detrás de las
nubes, se enjugaron unas lágrimas de alegría, donde se dio a luz a unas vidas. Han sido afortunados, procrearon cinco
hijos, de los cuales algunos están casados y les han dado a ellos unos hermosos
nietos, quienes también disfrutaron y pudieron vivir esta experiencia
maravillosa de buen ejemplo de sus abuelos.
Nos cuentan que el
respeto ha sido su amigo fiel. El amor y la misericordia de Dios, ha sido su compañera
en cada diálogo.
La celebración
para toda la comunidad fue inolvidable, vimos a dos seres expresarse un amor verdadero, genuino, era como si estuviéramos,
presenciando un cuento de hadas y en medio de esa magia, las huellas de Jesús,
la vimos guiar a un hermoso matrimonio.
Aquel día
maravilloso donde renovaron sus votos de
un amor eterno, juntos en la vida, el cual se convirtió en un privilegio, ya
que muy pocos hoy, tienen esa gran oportunidad.
Nunca había estado
en una Bodas de Oro, y para mí fue emocionante el ver unas personas después 50
años, agarrarse de las manos y decirse
un “Te amo”.
Fue un reencuentro
de familias, amigos y lo más importante, un reencuentro con ellos mismos, donde
su vida se entrelazaba en medio de una
mirada de amor.
Celebrar sus Bodas
de Oro para don Luis y doña Modesta ha sido muy importante en sus vidas, porque
ha simbolizado una fortaleza, una gran felicidad, prudencia, trabajar juntos,
gozar de buena salud.
Don Luis, nos
dice, de vez en cuando, colabora con los quehaceres de la casa y hasta hacer un
desayunito juntos.
50 años despertando juntos y viendo un amanecer coloreado,
colmado de ternuras, bellas esperanzas, cuidándose, apoyándose, protegiéndose, y la brillantez
del Espíritu Santo en medio de ellos, de su hogar y su toda su familia.
El plan de Dios,
su sabiduría, ha permitido abundancia en sus vidas, juntos venciendo las
dificultades y las batallas que vivieron desde la Fe. Envolviendo de armonía y alegrías
su hogar.
Una lluvia de
esperanzas, con un poco de confianza, sin
dejar de lado la añoranza de aquel hermoso día, donde doña Modesta dijo si, ante Dios y ante don Luis.
Juntos soñando conquistar
el universo con su romance, donde solo habitan dos seres humanos, que apaciguan
un radiante sol y atrapan las estrellas con su cálido amor.
La canción por amor, entonada en oración, calmó la sed de
unas almas puras, que anhelaban con ternura, una mirada de amor.
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