Vida Humana | Rafael Salomón/VN
¿Centrados en nuestro ego?
Vivimos
centrados en nosotros mismos, nuestros problemas, nuestras circunstancias nos
han aislado hasta el punto de pensar que no hay nadie más que yo mismo. Gran
parte del resultado que estamos viviendo de esta deshumanización es por
centrarnos solo en nosotros, sin percibir nuestro entorno, sin ver lo que está
sucediendo a nuestro lado, ignorando porque pensamos: “ese no es mi
problema”.
Hoy
más que nunca debemos salir de nosotros, es urgente dejar de ser el centro
para sensibilizarnos por lo que está fuera de nosotros. Tal vez se trate
de ir contra la corriente, pero no podemos seguir siendo ajenos. En Italia,
encontraron muerta a una persona en silla de ruedas, había fallecido dos años
atrás, encontraron su cuerpo en estado de momificación y nadie se percató de su
ausencia, lo más triste es que nadie se dio cuenta de la vida de esa persona.
El
motivo fue que unos árboles en su propiedad estaban a punto de caer y la
policía trató de hacer contacto con la dueña de la propiedad y así se
enteraron. La misteriosa vida invisible de Marinella detrás del portón cerrado
de su casa, nos deja una lección terrible. La gran tristeza no es que no
se dieran cuenta de su muerte. Es que no se dieron cuenta de que estaba viva.
Sin
duda dejó de ser visible; noticias como ésta llenan los medios de información,
lo que realmente sucede es que no vemos a nadie, solo estamos pendientes
de nuestro mundo, de lo que nos acontece e interesa, lo demás no tiene ningún
valor. Estar alertas y ver nuestro entorno es un acto que requiere alejarnos de
nuestro egoísmo y eso, en nuestra sociedad actual parece todo un reto, sufrimos
porque se avería nuestra computadora, no sabemos qué hacer si falla el
internet, si una red social deja de funcionar, el mundo entero la desacredita.
Incapaces
de ver nuestro entorno
Solo
lo que nos interesa y nos causa placer es de nuestro interés, pero, cuando se
trata de vivir nuestro presente, mirar a nuestro alrededor, ser sensible a
nuestros semejantes cercanos o por muy lejos que se encuentren, requiere
de un amor enorme. Esta columna no pretende criticar a nadie, así somos y en
esto nos hemos convertido como humanidad debido a nuestro ego, pero no podemos
seguir por este camino al ignorarnos como seres humanos.
El
papa Francisco también comenta una anécdota la cual sucedió en la plaza
San Pedro, una persona tirada en el piso, estuvo así por más de nueve horas,
sin que nadie se percatara de su existencia. Estamos tan ocupados con nuestras
cosas que somos incapaces de ver nuestro entorno ¿Cuántas personas pasaron por
ahí? ¿Cuál fue la verdadera razón por la que nadie pudo verle?
Tal
vez, la misma por la que pasaron dos años para que se dieran cuenta de la
existencia de una persona momificada en su casa. Dejemos de mirar hacia
adentro y comencemos a mirar hacia afuera.
“En
esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo
esta pregunta: —Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?
Jesús replicó: —¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú? Como
respuesta el hombre citó: —‘Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo
tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente’, y: ‘Ama a tu prójimo como a
ti mismo’. —Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás”.
Lucas 10, 25-28
Publicado
por Vida Nueva
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