Actualidad | Alcedo A. Ramírez
Jesucristo,
Cuaresma y Resurrección
Gracias
a Dios que tenemos una fe inquebrantable en Jesucristo, una nueva Cuaresma a
partir del Miércoles de Cenizas de este mes de marzo y una seguridad del Reino
de Dios que nos ratifica cada año la celebración de la Pascua de Resurrección
de Nuestro Señor Jesús, para tener las fuerzas suficientes y las creencias
necesarias para seguir luchando hacia delante, a pesar de estos graves pecados sociales que ha sufrido
la Humanidad entera, como resultados de la Pandemia de Coronavirus, los últimos
dos años, y la reciente violación a la paz mundial.
Desde
el mismo inicio del mes de marzo, con la
celebración del Miércoles de Cenizas,
entramos en un tiempo fuerte para nosotros los Cristianos Católicos, en el cual
dedicamos a la preparación anual de nuestros corazones y vidas para reforzar
mejor nuestro Cristianismo practicante, a través de las oraciones, las
meditaciones, las penitencias y las ayudas a los más necesitados, con lo cual
renovamos nuestro compromiso y seguimiento del Líder de líderes, Jesucristo, el
Hijo y Mesías de Dios Padre.
El
sentido y significado principal de este inicio
de la Cuaresma es que nunca podemos perder de vista que nuestro tiempo aquí
en la tierra es corto y pasajero, ya que eventualmente vamos a morir y
convertirnos en cenizas, por lo que tenemos la gran responsabilidad de
aprovechar al máximo el tiempo que tenemos de regalo y dejar un Mundo Mejor al
que encontramos. En este camino de vida comprometida nos pueden servir de
ejemplo San José, con su gran laboriosidad y su discípulo ejemplar, Jesucristo,
el hijo del carpintero.
Durante
la Cuaresma tenemos que hacer las cosas propias de esta época fuerte, según los
cánones y ritos de la Iglesia, pero sin olvidar jamás que el Cristiano tiene el
compromiso sagrado de ser otro Cristo,
el mismo Cristo, en base al seguimiento fiel de sus enseñanzas, principios
y valores, que son los que nos van a dar ese perfil de Jesucristo. Antes de
salir s realizar su Misión Salvadora, Jesús trabajó por casi treinta años en el
taller de carpintería de José, por lo que el mensaje central que debemos
reivindicar es que el trabajo debe ser la base de la labor apostólica, y que en
el mismo es que debemos realizar la labor adicional de anunciar la Buena Nueva
del Reino, denunciar las injusticias y malos tratos, a la vez de luchar
arduamente por establecer el Nuevo Mundo justo, fraterno y pacifico al que
todos aspiramos.
Resulta
importante que nos cuidemos de no tener una vida fragmentada entre el trabajo
diario y nuestras prácticas religiosas regulares. No podemos ser unos
Cristianos Católicos de domingos y días feriados, sino que nuestra vida
completa, en el hogar, el trabajo, los esparcimientos y las interacciones de
nuestras actividades sociales sean un reflejo verdadero de nuestro ser como discípulos y apóstoles de
Jesucristo, que estamos en este mundo para hacer un trabajo específico, que
consiste en lograr llevar el Mensaje de la Salvación a través de Jesús a la
mayor cantidad posible de personas, con prioridad a nuestras familias, amigos y
prójimos más cercanos.
Y
precisamente en esta labor cotidiana y en nuestros centros de trabajo,
ejercitando nuestros verdaderos estados ocupacionales y sociales, es que
tenemos que salir al ruedo de la vida en nuestros ambientes, echar los pleitos
que las circunstancias ameritan y nos indican, con gran sentido de comunidad y
hermandad, para hacer avanzar el
Progreso de nuestros Pueblos, en adición al crecimiento económico que se ha
quedado en pocas manos y que ha ido creando una clase social de excluidos y
descartados cada vez más numerosa.
Nosotros
sabemos que la victoria final es segura, ya que contamos con la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, que es la
carta de triunfo de esta gran y moderna cruzada, la clave maestra del
Cristianismo, del Humanismo Integral y Social, a la vez de ser la única
garantía que tenemos los Seres Humanos de trascender a esta realidad material y
tener acceso a otra realidad espiritual que satisface nuestra naturaleza divina
y permanente.
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