Convivencia | Paolo Ondarza/VN
Papa Francisco: cuando la Iglesia está unida se pueden hacer
milagros
La
Iglesia o es sinodal o no es Iglesia. El Papa Francisco volvió a reiterar un
concepto muy querido por él en el encuentro privado que tuvo lugar la mañana
del pasado 29 de julio, durante su 37º Viaje Apostólico a Canadá, en el
arzobispado de Quebec con 15 de los más de 200 jesuitas de la provincia
canadiense. La Civilità Cattolica publica hoy la totalidad del diálogo en un
artículo del director Padre Antonio Spadaro.
Cuando
decimos "Iglesia sinodal" la expresión es redundante porque "la
Iglesia o es sinodal o no es Iglesia". Un sínodo sobre la sinodalidad
sirve para reafirmarlo, recuerda el Pontífice en una conversación de una hora
con los jesuitas de Canadá, tierra que recuerda haber visitado en dos ocasiones
anteriores: en los años 70 como maestro de novicios y en 2008 con motivo del
Congreso Eucarístico Internacional.
La
unidad de la Iglesia canadiense
"El
Sínodo -recuerda Francisco- no es una reunión política, ni una comisión de
decisiones parlamentarias. Es la expresión de la Iglesia donde el protagonista
es el Espíritu Santo, como en los hechos narrados en los Hechos de los
Apóstoles. Sínodo significa caminar juntos, y "Caminar juntos" fue el
lema de la peregrinación penitencial a Canadá que acaba de terminar: una
ocasión en la que emergió la unidad de la Iglesia, observó el Obispo de Roma,
citando el dicho "si quieres ir rápido, ve solo, pero si quieres ir
seguro, ve acompañado".
Los
milagros de una Iglesia unida
El
proceso de reconciliación con los pueblos indígenas no ha terminado, pero
"lo más importante es que el episcopado se puso de acuerdo, asumió el
reto, avanzó": "este de Canadá fue un ejemplo de episcopado
unido", "y cuando un episcopado está unido, puede afrontar bien los
retos que se presentan". Si este camino de reconciliación va bien, señala
el Papa Francisco, "no es por mi visita. Yo sólo soy la cereza del pastel.
Son los obispos los que han hecho todo con su unidad". El Santo Padre
también destaca la capacidad de la parte indígena para tratar bien el tema y
comprometerse, y habla de la familiaridad que se observa entre los obispos y
los indígenas: "estos son los milagros que se pueden realizar cuando la
Iglesia está unida".
El
Señor dona la fuerza a los frágiles
A
continuación, advierte sobre uno de los peores enemigos de la unidad de la
Iglesia: la ideología. "La verdadera fuerza de un jesuita – afirma – es la
conciencia de la propia fragilidad. Es el Señor quien nos da la fuerza". A
continuación, se le pregunta a Francisco por algunos comentarios que salieron
en la prensa durante el viaje a Canadá, como la pregunta de por qué el Papa
pide perdón en nombre de los cristianos, pero no de la Iglesia como
institución. "Hablo en nombre de la Iglesia, aunque no lo haga
explícito", precisa. "Al contrario, tengo que explicitar que es mi
pensamiento personal cuando no hablo en nombre de la Iglesia".
El
derecho, como la moral: en camino
A
los que se preguntan por qué no hubo ningún encuentro con víctimas de abusos
sexuales durante este viaje, les explica que había respondido a varias cartas
sobre el tema antes del viaje y que la intención era "sacar a relucir el
tema de los indígenas". Todavía hablando de abusos, algunos de los
presentes en el encuentro señalan que muchos hablan de Francisco como el Papa
del cambio, incluso a nivel penal. "El derecho no se puede guardar en una
nevera, acompaña a la vida y la vida sigue: igual que la moral se va
perfeccionando", respondió el Obispo de Roma. “La comprensión del hombre
cambia con el tiempo y la conciencia se profundiza”. Es un error concebir la
doctrina de la Iglesia como un monolito.
Tradicionalismo,
paganismo del pensamiento
Por
eso es importante respetar la tradición auténtica, "la memoria viva de los
creyentes", frente al tradicionalismo, que, en cambio, subraya el
Pontífice, es "la vida muerta de los creyentes". Justificar cada
acción con "siempre se ha hecho así", añade, "es paganismo de
pensamiento".
La
liturgia y la unidad de la Iglesia
Respondiendo
a una pregunta sobre la liturgia y la unidad de la Iglesia, Francisco recuerda,
por un lado, las monstruosas deformaciones litúrgicas en América Latina hace
treinta años y, por otro, la posterior "intoxicación de vuelta a lo
antiguo". "Mi acción en este campo – explica – ha seguido la línea
seguida por Juan Pablo II y Benedicto XVI, que habían permitido el rito antiguo
y habían pedido la verificación posterior. La verificación más reciente ha
puesto de manifiesto la necesidad de regular la cuestión y evitar que sea una
cuestión de moda, sino que siga siendo una cuestión pastoral". El
Pontífice está seguro de que "vendrán estudios que perfeccionarán la
reflexión sobre una cuestión tan importante" porque la "liturgia es
la alabanza pública del pueblo de Dios".
El
calvario de Haití
La
Provincia canadiense de la Compañía de Jesús incluye también el territorio de
Haití, y no podía dejar de reflexionar sobre el difícil proceso de
reconciliación nacional que se está llevando a cabo en el país caribeño:
"Haití está viviendo un calvario", comentó Francisco, expresando toda
su simpatía y confiando en que temía que estuviera cayendo en "un pozo de
desesperación". "No me parece que las organizaciones internacionales
hayan entendido cómo hacerlo", añade, pidiendo soluciones concretas para
salir de la crisis y sugiriendo a la Iglesia iniciativas de oración y
penitencia para ayudar al pueblo haitiano a crecer en esperanza.
Publicado
por Vatican News
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