• Noticias

    miércoles, 3 de agosto de 2022

    Por un plato de lentejas


    Fe y Vida | Miguel A. Munárriz/FA

     


    Por un plato de lentejas

     

    Lc 12, 32-48

    «No acumuléis tesoros en la tierra…»


    La cultura de la riqueza nos ha proporcionado un bienestar inimaginable hace tan solo unos años, pues, al menos en apariencia, la felicidad es la tónica general entre los ciudadanos de las sociedades opulentas. Vistas desde una sociedad próspera como la nuestra, las recomendaciones que hoy leemos en el evangelio parecen muy poco afortunadas, y da la impresión de que Jesús no llegó a vislumbrar siquiera el potencial que tiene el progreso para llenar la vida y generar felicidad.


    Pero si escarbamos un poco bajo la superficie, quizá comprobemos que el precio que estamos pagando por mantener esta prosperidad es desmedido, y ello sin necesidad de aludir a los grandes problemas globales que nos están abocando al desastre, sino limitando nuestra reflexión al ámbito personal.


    Porque bajo esa superficie engañosa y aparente, encontramos en primer lugar una sociedad compleja en extremo que nos abruma; que nos somete a tal cúmulo de preocupaciones, compromisos y desvelos, que nos impide encontrar el sosiego y la paz necesarios para plantear la vida en plenitud y vivirla con sentido.


    Pero hay más, porque si seguimos profundizando, caeremos en la cuenta del grado de alienación que nos produce el dinero y todo lo que se puede comprar con dinero. No es que la riqueza en sí sea mala, y de hecho hay quien la convierte en talento para construir el Reino, pero suele ocurrir que no somos nosotros los que poseemos las riquezas, sino que son las riquezas las que nos poseen a nosotros. Convertimos así un talento en una “pasión” que nos esclaviza, que nos maneja a su antojo y nos transforma en personas “pasivas” a su merced.


    En la parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro, Jesús nos muestra hasta qué punto puede endurecerse el corazón de alguien que está poseído por sus riquezas. Dice la parábola que Epulón, en medio de los tormentos del Hades, le pide a Abraham que envíe a Lázaro a visitar a su padre y a sus hermanos para que se arrepientan y eviten su destino, y Abraham le contesta: «No harán caso, aunque resucite un muerto».


    Finalmente, y allá en el fondo, descubrimos que la cultura de la riqueza nos enfrenta nada menos que a nuestra propia esencia, porque el motor de nuestro mundo es la ambición, y la ambición nos inhabilita para compadecer, para perdonar, para ayudar, para servir, y nos convierte en personas peligrosas carentes de humanidad y capaces de cualquier cosa por alcanzar sus objetivos.


    Y la conclusión es que quizá Jesús no andaba tan descaminado; que quizá debamos preguntarnos si lo que el mundo llama progreso, no es en realidad una tiranía despiadada que nos impide vivir con sentido, nos esclaviza y nos deshumaniza…


    Quizá debamos preguntarnos si no estamos vendiendo la primogenitura por un plato de lentejas.


    Publicado por Feadulta.com


    No hay comentarios:

    Publicar un comentario

    Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...

    Para Vivir Mejor


    Entradas Recientes



    La Familia


    Amigo del Hogar | Revista

    Orientada esencialmente a la familia desde una visión humano-cristiana, la Revista Amigo del Hogar nace en el año 1942, como obra evangelizadora de los Misioneros del Sagrado Corazón (MSC).

    ¿Quiénes Somos?

    Somos una comunidad religiosa fundada por el P. Julio Chevalier en el año 1854, en Issoudun, Francia. El proyecto al que buscamos ser fieles es, desde el Corazón misericordioso de Jesús, anunciar el amor de Dios al mundo.

    Temas de Salud


    Entradas populares