Fe y Vida | A&O
Claire-Marie
estuvo a punto de ser abortada por tener síndrome de Down, fue abandonada y hoy
es monja
La religiosa, de 37 años, vive en Lourdes, donde
habla a los jóvenes del Evangelio y de la belleza de la fe. Acaba de participar
en un encuentro sinodal en el Vaticano
Claire-Marie se libró del aborto y nunca supo el
por qué. Afectada por el síndrome de Down, su madre había sido aconsejada por
los médicos y abogados para que abortara el embarazo. La ley en Francia incluso
lo habría permitido. El motivo por el que vino al mundo es inexplicable: «Fue
la Virgen. De hecho, nací el 8 de diciembre», dice. Inmediatamente fue
abandonada en el hospital, a los ocho meses fue adoptada por una pareja, que
vive entre Francia y Polonia. Es monja desde hace unos diez años: «Tuve una
fuerte llamada de Dios. Me sentí serena». Desde hace siete años vive en
Lourdes, donde se reúne con 300 jóvenes cada vez para hablarles del Evangelio y
de la belleza de vivir la fe, cuenta Salvatore Cernuzio en Vatican
News.
Podría parecer uno de los habituales cuentos de
hadas con final feliz, los de la enfermedad, la vocación y la redención que se
cuentan a los niños de catequesis, la historia de esta religiosa de 37 años.
Pero es su mera presencia en el mundo la que envía un poderoso mensaje. Y es
que incluso de lo que parecen ser «descartes», por utilizar una expresión del
Papa Francisco, pueden florecer grandes frutos. A ella, la hermana
Claire-Marie, de pelo alegre, físico menudo casi infantil, manos nudosas de
alguien acostumbrada a trabajar, le gusta repetir siempre esto: «La vida es un
regalo».
La religiosa ha estado esta semana en la Oficina de
Prensa del Vaticano junto a otras cuatro personas con discapacidad de diferente
origen y nacionalidad que han participado en los últimos meses en una sesión
especial de escucha organizada por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y
la Vida, de acuerdo con la Secretaría General del Sínodo, dentro del camino
sinodal deseado por el Papa Francisco. Alrededor de 35 participantes, en
representación de las conferencias episcopales y de las asociaciones
internacionales que ya habían participado en las consultas sinodales
diocesanas. Desde el mes de mayo, han entablado este diálogo abierto —en línea
y en directo— con la Santa Sede, con un objetivo preciso: «Hacer oír nuestra
voz».
Los testimonios, las historias, las propuestas,
pero también las denuncias de los muchos prejuicios y discriminaciones que
acechan tanto en la sociedad como en la Iglesia —donde todavía hay sacerdotes
que no distribuyen la Eucaristía a los discapacitados intelectuales— se han
recogido en un documento transmitido a la Secretaría del Sínodo. Esta mañana,
al final de la audiencia general, los cinco representantes del grupo, acompañados
por el secretario del dicasterio, el padre Alexandre Awi Mello, entregaron el
documento al Papa.
«Doy gracias a Dios»
Claire-Marie, con su vestido de tela marrón sin
blanquear, estaba en primera fila y se lanzó a un abrazo espontáneo con el
Papa: «Me pidió que rezara por él y le dije: claro, rezaremos por usted en
Lourdes», cuenta. Le gustan las fotos y las entrevistas, dice. Le gusta
aparecer, en definitiva, porque su sola presencia, como dice, es un mensaje,
sobre todo en un momento en el que se discuten en Europa leyes a favor del
aborto y la eutanasia: «Veo que cuando me encuentro con los jóvenes entienden
lo que significa amar al prójimo, incluso a los enfermos. Les explico que la
vida es un regalo, no algo ligado a las leyes».
Con su compañera Annie Rougier, Claire-Marie fundó
la asociación Pol de Lumier que ayuda y apoya a las familias con niños
trisómicos, acompañándolas en los cursos de catequesis. En Lourdes, evangeliza,
se ocupa de las Misas y las oraciones de los peregrinos, y organiza los rosarios
dominicales. «Doy gracias al Señor porque tengo una discapacidad, pero sigo
teniendo dos brazos, dos piernas, puedo caminar, hablar, rezar». Y reza «por
los pobres, porque la Iglesia está llena de pobres… pobres de corazón».
En España, las personas con discapacidad también
han ejercido presión para tener «más protagonismo en el Sínodo», como hemos contado en estas mismas
páginas. De hecho, en la síntesis de la fase diocesana del Sínodo no
aparecía ninguna referencia a las personas con discapacidad y hubo que añadirla
al final, a pesar de que ellos sí participaron en el camino sinodal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...