Fe y Vida | Pablo Heras Alonso
Contrastar la
verdad, también lo que se cree
El creyente da
asentimiento a unas verdades que conoce. Esas verdades
producen en él frutos de consuelo, ánimo, exaltación,
seguridad...
Si nos paramos
en el primer paso, el asentimiento, además de la doctrina, el
creyente debería conocer también las adherencias, etimologías, precedentes y
hasta ficciones que encierra tal doctrina.
Si se trata
de creer lo que sea, no hay nada que objetar. Pero si ese "lo
que sea" lo presentan "en sociedad", al mundo ajeno a las
religiones o ante ellos mismos como verdad y, de añadido, verdad
histórica, una de dos, o el creyente desiste de pensar en lo que
cree, o la necesidad de consuelo inunda y desborda hasta
lo más recóndito del cerebro. Necesidad de consuelo que el creyente intitula
como "salvación".
Nuestra
inteligencia funciona como funciona y asiente a lo que le resulta más
creíble, criterio por el que se suele regir la mente que busca la verdad.
En otras palabras, cuando la inteligencia recibe una afirmación, por acto
reflejo la cataloga como verdad o como ficción y si no tiene claro qué pensar
de “eso”, busca otros datos para emitir juicio.
Buscar la
verdad no es querer confirmar lo que se cree cuando le han dicho que eso es lo
que hay que creer. Tal búsqueda, además, siempre la circunscribe a lecturas o
prédicas una y otra vez del mismo cariz. Utilizando un símil, si en un juicio
solamente se presenta el defensor y sólo se exponen sus alegaciones, el reo o
acusado saldrá absuelto.
Voy a
presentar algunos datos que el creyente siempre ha creído que son verdad. De
hecho, siguen diciendo que todo eso es “palabra de Dios”, por
lo tanto ¡cómo va a ser mentira, ficción, leyendo lo que Dios dice! Y, por otra
parte, ha sido durante muchos siglos alimento de israelitas y judíos piadosos.
En manos del
lector erudito está el comprobar lo que sigue en fuentes abundantes y
accesibles. Tales verdades, lógicamente, no están en escritos ni veneros
cristianos, pero sí en literatura aneja. Y hoy al alcance de quien quiera
comprobarlo en internet.
Esto dicho y
teniendo presentes los enunciados anteriores, sólo el que tenga la mente
predispuesta a la imparcialidad querrá investigar en los enunciados que siguen.
Las conclusiones ya dependen de su propio juicio. De momento, nos vamos a ceñir
a datos del Antiguo Testamento.
Hoy los
eruditos llamados exegetas han puesto en su lugar los relatos que citamos e
importan poco a los creyentes actuales que sean lo que son, símbolos o
alegorías de la realidad, pero, repetimos, fueron creídos como verdad o palabra
de Dios durante siglos y siglos.
¿Y no le da
que pensar al creyente actual que todos los relatos del Antiguo Testamento
sean leyendas que tienen su correlato, siempre anterior, en
fábulas y mitos egipcios y mesopotámicos?
1-El Dios que
crea del barro, “dios
alfarero”, también lo tenemos en el dios egipcio Khnum y en el babilónico
Marduk.
2-El
Paraíso es un mito de
origen sumerio: “edén” en sumerio significa “morada de los dioses”; Adán, “lodo
o barro”; tal Edén estaba situado entre el Tigris y el Éufrates.
3-El árbol y
el fruto prohibidos se
encuentran en el poema sumerio Eneba-am. Incluso en tradiciones griegas se
habla de las Hespérides donde hay un árbol prohibido con manzanas de oro
vigilado por una serpiente.
4-El hombre
como trabajador castigadoo como portador del bien y del
mal dentro de sí –mito de Caín y Abel--, son ideas mesopotámicas que
perduraron luego en religiones paralelas al primitivo cristianismo. Como en
tantos casos, los relatos míticos tratan de dar una explicación a los
conflictos humanos: ¿palabra de Dios?
5-El A.T. gira
en torno a una idea pregnante: un Dios único-- en ámbitos
politeístas el monoteísmo era una novedad que tan cara le costó a Amenofis IV o
Akhenaton-- hace alianza exclusiva con un pueblo, que será el
pueblo elegido con derechos de dominio sobre los demás.
6-En todas las
religiones del entorno bíblico hay relatos de pactos entre el
"dios" y "los hombres".
7-Un Dios que
revela es creencia
común presente en todas las religiones. Digamos de paso que estamos ante un
Dios contradictorio: suma verdad cuya revelación, paradójicamente, está llena
de errores y deja con más dudas que certezas al hombre.
8-El relato de
la expulsión del Paraíso no es sino una forma de precaver a
los hebreos de los cultos de la fertilidad, el árbol de la ciencia,
en boga en esa época (s.XII a.C. o a.n.e.) en Babilonia. Sacar otras
conclusiones, hoy día, es caer en interpretaciones simbólicas o alegóricas sin
fundamento.
9-Moisés no escribió nada del A.T. porque éste es
un conjunto de relatos de diversos autores o "tradiciones" (Yahvista,
Elohista, Deuteronomista, Sacerdotal) cada uno de ellos con intereses
militares, sociales y políticos determinados. Con más rigor podríamos entender
que fue Esdras quien escribió el A.T.
10-Los diez
mandamientos actuales son
una tergiversación interesada del Decálogo del A.T. por parte de la Iglesia.
Comparen la cita (Éxodo 20,1 y Deuteronomio 5,1-21) con el Decálogo prescrito
por la Iglesia.
11-Las
profecías del A.T. se
elaboran "al revés" según doble versión: unas veces
"anunciando" hechos que ya habían sucedido; otras describiendo hechos
no sucedidos que se acomodan a hechos anunciados que, a su vez, se distorsionan
en el relato para hacerlos suceder “así”.
12-Los libros
"sapienciales", como
Proverbios, son calco de las literaturas sapienciales egipcias o mesopotámicas
(La sabiduría de Ptahhotep, de la V Dinastía, que duró del año 2465 al
2323, La sabiduría de Amenenope del Reino Nuevo)
13-Dios,
Yahveh, establece un pacto en el Antiguo Testamento, una alianza exclusiva y
"eterna" con un pueblo, el hebreo, del que se desdice en el Nuevo, lo
rompe y lo extiende a todos los hombres. ¿Por qué tal incongruencia en
un Dios omnisciente y "previsor"?
14-Sería
lógico suponer que, al menos en un solo libro, la Biblia, Dios fuera el
mismo en el A.T. que en el N.T. Sin embargo, hay tantas
contradicciones esenciales entre uno y otro que hay que deducir bien un engaño,
bien que no hay tal revelación o bien que la Biblia es, como es, un "amontonamiento"
de libros que giran en torno a un mismo pueblo, no en torno a un mismo
Dios.
Vuelvo a decir
que éstos son ENUNCIADOS ampliables por quienquiera. Enunciados que llevan tras
sí una literatura ingente, literatura que en su mayor parte no procede de
pensadores "ateos" sino de biblistas y eruditos cristianos.
¿Cambiaría eso
la fe de un crédulo? Quizá no, pero se acercaría de un modo más
"humano" a la supuesta "revelación". Creer en la verdad que
hay detrás de "la verdad" también es HUMANISMO SIN CREDOS.
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