Vida Religiosa | ACI Prensa
Esta poderosa oración del Padre Pío puede ayudarte en momentos de tristeza
La
Diócesis de Celaya (México) recomendó rezar una poderosa oración de San Pío de
Pietrelcina, que puede ayudar a salir adelante a las personas que enfrentan una
depresión o atraviesan momentos de profunda tristeza.
“Quédate
conmigo, Señor, porque Tú eres mi luz, y sin Ti, estoy en tinieblas”, son
algunas de las palabras de esta oración compartida por la Diócesis mexicana.
En
el artículo, explican que el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales (DSM) se ofrecen una serie de "definiciones clínicas para la
depresión”. Sin embargo, aclaran, también se puede recurrir “a la explicación
sobre la oscuridad espiritual que San Juan de la Cruz escribe en 'Noche oscura
del alma'”.
“Extiende
la mano tan alto como puedas y Dios extenderá la Suya el resto de la
distancia”, se señala en el artículo, citando una frase anónima: “Sea cual sea
la manera en que hayas llegado a un estado depresivo, fuera cual fuera la
historia que te llevó allí, la clave en esos momentos oscuros es extender la
mano, buscar el contacto” con Dios, añade.
El
autor indica asimismo que “el estado de oscuridad y depresión no es un vacío.
Es un espacio lleno de conocimiento ante el que estamos momentáneamente
cegados”.
"Cuando
intentamos alcanzarlo solos, a menudo estamos demasiado exhaustos como para
seguir profundizando y, así, sucumbimos a las oleadas de desesperación”,
agrega.
“Aunque
nos hayan enseñado que perder la esperanza es volver la espalda a Dios —lo cual
es pecado—, hay otro elemento de la desesperación que a veces se pasa por alto.
Deriva de la Regla de San Benito: ‘Que en todo sea Dios glorificado’”.
El
autor relata que, en una época de depresión, acudió a la Confesión. “El
sacerdote me dio una penitencia muy concreta. Debía leer sobre Jesús caminando
sobre el mar tempestuoso, y sobre el miedo de Pedro en Mateo 14,30-31. Luego
había de reflexionar, específicamente, sobre el momento en que Pedro desespera
y busca la ayuda de Nuestro Señor, ese segundo justo antes de que Jesús le
sostuviera su mano”.
“Fue
un momento oscuro lleno de duda para Pedro, cuya fe había flaqueado. También
fue una respuesta intuitiva para una persona que se ahoga físicamente: extender
la mano”, señala.
Como
hace notar el autor del artículo, esta es “una metáfora para extender la mano
hacia Cristo psicológica y espiritualmente. Me sorprendió lo rápido que el
instinto de sobrevivir espiritualmente se emparejó al deseo de vivir
físicamente cuando se está agotado y en aguas profundas”.
Por
ello, "con la tranquilidad de saber que el Señor ha tomado mi mano y que
no me ahogaré, a menudo leo esta oración, a veces incluso tres veces entera”:
Quédate
conmigo, Señor, porque es necesario que
estés
presente para que no te olvide. Ya sabes lo fácil que te abandono.
Quédate
conmigo, Señor, porque soy débil
y
necesito tu fuerza para no caer tan a menudo.
Quédate
conmigo, Señor, porque Tú eres mi vida,
y
sin Ti, no tengo fervor.
Quédate
conmigo, Señor, porque Tú eres mi luz,
y
sin Ti, estoy en tinieblas.
Quédate
conmigo, Señor, para que escuche tu voz
y
te siga.
Quédate
conmigo, Señor, porque deseo amarte
mucho
y estar siempre en tu compañía.
Quédate
conmigo, Señor, si deseas que te sea fiel.
Quédate
conmigo, Señor, porque por pobre que sea mi alma
quiero
que sea un lugar de consuelo para Ti, un nido de amor.
Publicado
por ACI Prensa
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...