Entrevista | Miguel Ángel Malavia
Veinte
años después de la guerra de Irak, “estamos mucho peor”
Shoshandy lamenta que hoy el mayor peligro está “en
Irán, que quiere una Llanura de Nínive sin cristianos”
“La democracia es una mentira y el país se está
destruyendo poco a poco”, asegura este sacerdote iraquí
El 20 de marzo de 2003, Estados Unidos, con España y Reino Unidos como
grandes apoyos internacionales (la ONU se posicionó en contra), invadió Irak y
derrocó a Saddam Hussein, que fue juzgado y ejecutado. La dictadura cayó, aunque
jamás se encontró rastro alguno de las llamadas armas de destrucción masiva.
Con la perspectiva de
estas dos décadas transcurridas, en las que el momento más crítico se vivió con la
invasión por parte del Estado Islámico de buena parte del país,
Vida Nueva consulta la opinión del sacerdote iraquí Naim Shoshandy, afincado
desde hace unos años en Albacete, donde se está formando, siempre con la
perspectiva de volver algún día a Irak para servir a los suyos.
Más perseguidos aún
Para el presbítero,
“aunque en estos 20 años ha habido algunos momentos puntuales mejores, en
general estamos mucho peor. La democracia es una mentira y el país se
está destruyendo poco a poco”. Algo que padecen de un modo
especial los cristianos: “Siempre hemos sido perseguidos, pero ahora lo somos
más”.
Algo que ha podido comprobar en febrero
cuando viajó a su país para asistir a la consagración como arzobispo de Homs de
Jacques Mourad, que en 2015, cuando era un monje en el monasterio de Mar Elian,
fue apresado por los yihadistas durante cinco meses: “Este nombramiento ha
supuesto una gran esperanza para mucha gente, que ve cómo Mourad trata estos
días de reunirse con todos para encontrar soluciones. Pero la crisis es muy
profunda y la realidad es que en la Llanura de Nínive, donde nos concentramos
la mayoría de los cristianos, muchas casas y templos siguen destruidos,
especialmente en Mosul. Y eso que se venció al Estado Islámico
ya en 2017…”.
Solo gracias a la ayuda exterior
En este sentido, “las iglesias que se van
reconstruyendo son gracias a las ayudas que recibimos gracias a entidades
eclesiales de Europa. Pero el Gobierno, que es de mayoría chiíta, no fomenta
nuestra necesaria seguridad, sino que desplaza a nuestros propios militares y
policías cristianos y se apoya en unas milicias chiítas que dependen de Irán,
hasta el punto de que, directamente, la mayoría están compuestas por iraníes”.
Para Shoshandy, “ya desde los tiempos de
Hussein estaba presente este grupo que sigue las consignas de Irán
y que no esconde que lo que busca es desplazarnos a los cristianos y quedarse
ellos en la Llanura de Nínive”. Tras los “choques” con sus
milicias y “el último ataque que hemos recibido, en la iglesia de San Jorge, en
Bagdad”, aprecia cómo cunde la desesperanza: “Cada vez son más los cristianos
que huyen del país… En una semana que pasé ahora allí, vi cómo, al día, se van
una o dos familias”.
Soluciones políticas y prácticas
De ahí su llamada a “que se implementen
soluciones políticas y prácticas contra nuestra inseguridad”. Algo que, como
sabe que no puede pedírselo al Gobierno iraquí, “que siempre nos ha dejado claro que los
cristianos somos ciudadanos de segunda”, se lo demanda “a la
comunidad internacional, para que no nos dejen solos”.
Pese a tanto sufrimiento, el sacerdote
quiere “ofrecer un mensaje al mundo: algunos quieren acabar con el cristianismo
el Oriente, especialmente en Irak. Pero, pese a tanta muerte y persecución,
muchos aún resisten y no se van. La gente solo quiere trabajar
y vivir en paz, sirviendo al país con el corazón abierto. El mejor ejemplo son
los niños, que no pierden la alegría. Sin duda, esta esperanza es una gracia de
Dios”.
Siempre en guerra
Por eso Shoshandy apela precisamente a no
perder la fe: “Tengo 39 años y siempre he vivido en guerra… Solo
hemos tenido una vez paz: los días que Francisco estuvo en Irak, en 2021.
Entonces, los gobernantes se comprometieron a promover la libertad religiosa…
Solo pedimos eso, que cumplan lo firmado ante el Papa”.
Por su parte, los cristianos seguirán
como hasta ahora: “Nosotros convivimos con todos, no queremos imponernos y
valoramos que en la Llanura de Nínive hay una diversidad de pueblos y
religiones que nos enriquece a todos. Somos hermanos, peregrinos, hijos de un
mismo Dios”.
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