Generaciones | Julio Pernús
Amén: Francisco responde a la Generación Z
"Breves notas sobre un documental en Youtube que pone a dialogar a
la Iglesia con las fronteras existenciales de la humanidad"
Por primera
vez la generación Z ese grupo de personas nacidas a finales de la década de
1990 e inicio de los 2000 (1995-2000), y que tienen la peculiaridad de estar
familiarizadas con el uso de la tecnología digital, internet y los medios
sociales desde una edad muy temprana, tiene un micrófono abierto en TV para
conversar en “sus aguas” con un Papa. Marius Sánchez y Jordi Evole, directores
del audiovisual, nos han regalado a los espectadores del mundo entero un
singular regalo de Pascua. Pues, al final, en su devenir etimológico, la
palabra nos refiere al pasar por y la Iglesia necesita pasar por este tipo de
conversación para visibilizar que su mensaje sigue siendo atractivo aún en
pleno siglo XXI.
El documental
comienza presentando la diversidad de los jóvenes que conversarán con
Francisco. En el prólogo de la filmación, los muchachos comienzan a conversar
entre ellos, y se deja ver en esos planos la diversidad de tonos que tendrá la
interesante charla. No tienen desperdicio los momentos en que se aprecia la
naturalidad de la vida cotidiana del Papa. Una de las jóvenes comenta que “es
increíble el poder hablar con el Big Boss del mundo”. Ellos comienzan a
mostrar la imagen que traen en su mente sobre el Sumo Pontífice. El nervio los
invade durante la espera donde se muestran sus singularidades y la fiesta que
para cada uno representa hablar con un hombre de ese estilo. El encuentro
entre el Papa y los jóvenes muestra un hombre que es capaz de abajarse hasta un
lenguaje actual.
Los
protagonistas de esta historia son una catequista feminista, una exmonja
lesbiana peruana que ha sufrido abusos de poder y que se declara atea, una
inmigrante india, un africano musulmán cuya familia llegó desde Senegal a
España en patera, una joven no binaria, un italiano ateo, una víctima de abusos
sexuales, una chica evangélica que sufrió bullying y anorexia de pequeña, una
madre soltera colombiana que trabaja haciendo porno en internet y una chica del
Camino Neocatecumenal. Todos derrochan carisma y se mueven a sus anchas delante
de la cámara y todos, excepto la última chica, tienen una postura muy crítica
hacia la Iglesia católica, motivada, en gran parte, por sus dramáticas
vivencias. El Papa les escucha –mucho– y, más que responder a sus dudas, que se
van sucediendo con rapidez y beligerancia, insiste en la idea de acogida: todos
tienen un lugar en la Iglesia y en el corazón de Jesucristo.
Desde la
primera pregunta se vislumbra un viaje visual de gran velocidad, pues para romper
el hielo le dicen si tiene nómina y él (Bergoglio) trata con la mayor
transparencia de explicar cómo vive. Es increíble conocer que el Papa no tiene
móvil ni redes sociales, pero que siempre desea estar ampliamente comunicado y
les aclara que “es humano”, extraña a su familia.
Una joven
le habla sobre el abandono de las personas diversas en la Iglesia y el Papa le
contesta que la Iglesia necesita del testimonio de la acogida para no oxidarse,
“sin salir a las periferias la Iglesia se aleja de la realidad”, refiere. Les
ilustra con el testimonio de una monja que mataron en Haití y que eso le habla
más a la gente que un cura apologético haciendo gala cada domingo de una
especie de "estado" eclesial. El papa termina diciendo que siempre es
posible cambiar la estructura si es justo lo que se quiere.
El migrante de
Senegal le habla de la experiencia de su hermano en una patera y que el
verdadero viaje empezó cuando llegó al “sueño” europeo. Bergoglio le
dice que el migrante debe ser integrado, acompañado y sin eso, sufren crímenes
contra ellos, que los tratan como personas de segunda y hay países en Europa
que tienen una conciencia explotadora con una política de no integración
inyectada por el fenómeno de la esclavitud.
Francisco
refiere que es tangible la existencia de migrantes de primera y segunda clase,
ejemplifica con que los de Ucrania son bien recibidos, mientras los de países
de África son rechazados. Sobre el tema de la colonización les aclara que la
coherencia es lo que más le cuesta a la Iglesia y que siempre debe ser
renovada. “En su momento no se criticó como institución la esclavitud –dijo –
pues era parte de la cultura de la época”. Hoy se puede hablar de la
esclavitud del mercado, de personas que deben pasar 11 horas en su trabajo por un
dinero que no les alcanza y sobre ese fenómeno invita actuar.
Es
encomiable ese diálogo donde Francisco dice que la soledad es como el invierno
de la vida, y que todos nos hemos sentido solos alguna vez. Salen a relucir
temas polémicos como el aborto desde la perspectiva de una joven católica
feminista. El papa le habla de la comprensión a la mujer que aborta. La forma
en que el obispo de Roma enfrenta durante todo el documental estos temas tan
polémicos, es de verdad un discurso cristiano a tener en cuenta para cualquier
reflexión. El debate entre los jóvenes sobre estos temas y el rol de la mujer
en la Iglesia es aleccionador y debiera ser visto en parroquias para
su posterior discusión.
El tema de
la pederastia es tocado por uno de los jóvenes que fue abusado en un colegio
religioso. El ver “derrumbarse” a este muchacho al contar su historia nos habla
de la estructura moral que aqueja a las personas que sufren este tipo de acto.
El joven dice que la persona que la violó solo recibió una condena de dos años
y no fue encerrado y además sigue dando clases. Francisco
le agradece al joven la valentía por haberlo acusado y le dice que en
su mandato la tolerancia es cero con esos asuntos. También, aclara que siente
mucha tristeza ante el dolor de una persona abusada. El papa le habla sobre
cómo la Iglesia está cortando la cultura del abuso. Les habla de que se está
creando una conciencia dentro de la Iglesia para acompañar estos problemas de
abusos y que se van dando pasos tangibles para que eso también llegue a
la sociedad.
Con
respecto al tema del feminismo el Papa dice que prefiere los sustantivos y la
Iglesia es mujer, pues si no, dijera "el Iglesia" y que el
hombre es ministerial mientras que la mujer es maternal. El que la mujer llegue
a ser sacerdote para el Papa limita a la propia mujer.
Al
preguntarle sobre algunos de los problemas actuales vinculados a temas como la
comunicación y las nuevas tecnologías Bergoglio le dice que admira en los
jóvenes la carencia de fronteras y que viven en ese complejo de Cristóbal Colón
de ir a descubrir. También a una que vende pornografía por los medios le
explica la moralidad de sus usos y que su importancia es de la dependencia de
para qué son usados.
Es
aleccionador el debate que se abre entre los propios jóvenes sobre la
pornografía y cómo se ven imágenes de sexo a través de pantallas que cosifican
a los sujetos que la consumen. Se debate sobre la masturbación con naturalidad
delante del Papa. Bergoglio les dice que el sexo es una de las cosas bellas que
Dios le dio a los seres humanos. “La expresión del amor es el punto central de
la actividad sexual” y les explica que la catequesis sobre el sexo aún está en
pañales dentro de la Iglesia.
La
explicación que dio la joven católica sobre su experiencia de fe al Papa le
llamó la atención y se la agradeció. “La Fe –dijo el Papa– cuando es
auténtica es probada”. Francisco le muestra que la figura linda de la esperanza
es el ancla y dijo que se dejará zarandear por Dios.
Es
llamativo el testimonio de una joven que fue monja y que ahora no creía en nada
pues había – según ella refirió– mucho abuso sicológico dentro de la Iglesia.
Cuando vivió con la congregación se le prohibió comunicarse fuera de la casa de
las religiosas donde vivía, la monitoreaban como si fuera una
criminal. Ella le explicó que una vez que salió de la Iglesia el amor lo
encontró de una forma más armónica. Le pregunta a Bergoglio qué es el amor para
la Iglesia. El Papa le dice que “el verdadero amor de la Iglesia está en la
periferia”. También le explica que hay mucho abuso de poder y él ha tenido que
poner distancia de eso. Refiere que en ella y su vivencia hay reflejadas
personas que han sufrido estos abusos eclesiásticos. El Papa lo único que le
pidió es que no se dejaran enredar por ideologías.
Por
supuesto que hubo respuestas de Francisco que son polémicas como el referirse
como sicario a una persona que practicaba al aborto y asuntos relacionados con
el tema de la mujer. También la ortodoxia eclesial se rajará las
vestiduras diciendo que en sus argumentos hubo alegatos que se extrapolaban de
la Doctrina Social de la Iglesia y desde ya ha pedido a sus partidarios
cancelar su suscripción en Disney Plus. Pero la crítica no podrá negar que el
Papa, al conocer sobre el dolor de las otras personas en ese diálogo, se dejó
habitar por él y decidió acompañarlo con las respuestas humanas de un hombre de
fe. Su testimonio, al ir por voluntad propia a ese tipo de frontera existencial
es, sin dudas, la mejor respuesta que los católicos debemos aprender a dar a
los problemas que aquejan nuestra cotidianidad.
Al
finalizar el Papa les agradeció a los jóvenes por jugarse todo en esta
conversación donde no hubo cerrazón. Les enfatizó que esa conversación le hizo
mucho bien y que ese tipo de diálogo es el camino de la Iglesia y expresó que
esa fraternidad la Iglesia no la podía negociar nunca. Para finalizar dijo: “la
vida es buena y linda, solo hay que esperar que de frutos”.
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