Evangelización | Carlos Pérez Laporta
Bienaventurados los criados a quienes
el señor, al llegar los encuentre en vela
Martes de la 29ª
semana del tiempo ordinario / Lucas 12, 35-38
Evangelio: Lucas 12, 35-38
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Tened ceñida
vuestra cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los hombres que
aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame.
Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre
en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y,
acercándose, les irá sirviendo. Y, si llega a la segunda vigilia o a la tercera
y los encuentra así, bienaventurados ellos».
Comentario
Somos seres de
lejanías, decía Heidegger. En seguida nos abstraemos de la vida. Con muchísima
facilidad perdemos la tensión de la existencia. Entonces dejamos que la vida
pase, nos acostumbramos a ella, y nos afincamos en la mediocridad.
Por eso Jesús
pone nuestra atención sobre el fin: «Tened ceñida vuestra cintura y encendidas
las lámparas. Vosotros estad como los hombres que aguardan a que su señor
vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame». No es que nos pensemos
que somos eternos, porque los tonos grisáceos de nuestra vida tienen muy poco
que ver con la única y verdadera Eternidad de Dios, que es plenitud, que es
tensión, que es amor y entrega. Lo que ocurre es que asumimos de modo animal o
mecánico nuestra finitud. Estar ante la muerte despierta al hombre, porque
despierta todos sus deseos de eternidad y de Bien, de Belleza y de Verdad. La
muerte desarrolla en el hombre la aspiración a un «fin» más allá que su
«final».
Quien espera
algo más allá de la muerte, puede vivir del Resucitado y vivir ya ahora la
alegría de la resurrección: «Bienaventurados aquellos criados a quienes el
señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los
hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo. Y, si llega a la
segunda vigilia o a la tercera y los encuentra así, bienaventurados ellos». Esa
bienaventuranza es la alegría de la resurrección, de la vida ya ahora
compartida con Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...