Actualidad Latinoamérica | Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Otro sacerdote secuestrado en
Nicaragua: «Están solos y corren peligro»
«Es cuestión de horas
que secuestren al resto», denuncia la autora del informe Nicaragua: ¿Una Iglesia perseguida?
«Lamentamos
comunicar una triste noticia a nuestros fieles católicos y demás hermanos de
buena voluntad: esta noche la Policía ha llegado a la casa cural y se ha
llevado a nuestro párroco, Álvaro Toledo. Nos unimos en oración y seguimos
pidiendo por nuestros sacerdotes»: así ha anunciado Radio
Stereo Fe, la emisora de la diócesis
nicaragüense de Estelí, el secuestro de otro sacerdote más por parte de la
dictadura del país centroamericano.
La detención de
Toledo se suma a las de otros
once sacerdotes más detenidos
ilegalmente por el régimen de Ortega, a las que se añade la del obispo Rolando
Álvarez. «La ola de secuestros de sacerdotes continúa, y parece que no hay
poder humano nacional e internacional que lo pueda o lo quiera evitar», afirma
la abogada nicaragüense Martha Patricia Molina, que el pasado jueves
publicó su informe Nicaragua: ¿Una Iglesia
perseguida?
Molina denuncia
que tanto Toledo como otros sacerdotes «están en listas de secuestro de la
dictadura» y sus vidas «corren peligro». Así, «es cuestión de horas que
secuestren al resto. Los sacerdotes están solos en Nicaragua», denuncia.
667 ataques
En su informe,
la abogada centroamericana identifica hasta 667 ataques cometidos por el
régimen de Daniel Ortega desde 2018, principalmente en forma de vigilancia
permanente de edificios y personas, destrucción de instalaciones, disparos con
armas de fuego y morteros, extorsiones, incendios, saqueos, suspensión de
Misas, bloqueos e impedimentos de actividades religiosas, confiscaciones e
inmovilizaciones de cuentas bancarias.
En este tiempo
han sido clausuradas 39 actividades religiosas, benéficas, educativas y pastorales
que realizaba diariamente la Iglesia católica, mientras que 214 consagrados,
incluido el nuncio apostólico en el país y varios obispos, han
sido atacados, amenazados de muerte, difamados, intimidados, e
imposibilitados para realizar su actividad pastoral en Nicaragua.
Junto a ello,
ha habido 80 robos y profanaciones, y 13 edificios pertenecientes a la Iglesia
católica han sido confiscados, mientras que 76 religiosas y seis religiosos han
sido expulsados directamente del país.
«La persecución
a la Iglesia católica en Nicaragua muestra la resistencia de sacerdotes, laicos
y religiosas que, en medio de insultos, malos tratos, amenazas y robos,
continúan sirviendo a su pueblo», afirma Molina. Para la autora del informe,
«la tensión que crea la posibilidad de cárcel, destierro y privación de
nacionalidad no detiene a quienes, en medio de una situación difícil, deciden
permanecer cristianamente precisamente allí donde abunda el sufrimiento».
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