Meditaciones | Sandy Yanilda Fermín
Los niños de antes vs los niños de hoy
Recuerdo que cuando mi padre llegaba del trabajo,
siempre mis hermanos y yo, lo esperábamos sentados afuera en el patio bañaditos
y con ropa limpia. Él siempre nos traía algo para comer y desde que lo veíamos
a los lejos, salíamos a su encuentro corriendo. Lo abrazábamos con mucho amor y
alegría.
Lo imagino cogiendo la silla de guano que teníamos, la sujetaba de la puerta de madera y descansaba un poco, le quitábamos los zapatos y le buscábamos las chancletas, a seguidas tomaba el periódico y nos ponía a leer a todos.
Recuerdo cuando le llevábamos la comida, a unos 6 kms
de la casa a pie, y también mi padre, le llevaba la comida a su abuelo, lo
único que él se la comía y fregaba los envases.
Hoy en día cuando llego a mi casa, a veces mis hijos
ni cuenta se dan, que llegué a la casa porque están con la tablet, o en la
televisión, y muchas veces encerrados en sus habitaciones. Antes usábamos la
mesa para comer, hoy en día se usa la cama.
Mis padres no tenían temor de darme un castigo si
hacía algo incorrecto, inclusive llegaron a hincarme, y tengo un primo que
cuando nos hincaban a mí y a mis hermanos, nos decía hagan fila. Mi padre
hincaba a nuestros hijos por irse a rodar a un barranco y se enojaron bastante
por el castigo.
Hoy en día, para castigar a mis hijos, primero tengo
que explicarles porque los voy a castigar. Hay padres que tienen miedo hasta de
aconsejar a sus propios hijos, dejándolos dormir muy tarde y luego en el
colegio se están durmiendo.
Recuerdo que los domingos, mi madre preparaba un
almuerzo rico que a todos nos gustara, lo ponía en la mesa y todos nos
sentábamos a comer. Mi padre nos daba siempre el ultimo bocado, eso era una
costumbre.
Siempre me preguntaba, si mi padre era adivino, él
sabía si alguien, no era buen amigo. Cuando salía a compartir con mis amigos,
mis padres sabían dónde estaba y con quien andaba.
Hoy día, hay muchos padres que dejan largas horas a
sus hijos en casas de amigos y estos suelen irse a otras cosas, y llegan muy
tarde de la noche.
Un día mi madre le dijo a mi hermano que llegara a una
hora específica y se pasó de esa hora, por lo que mi hermano tuvo que dormir en
la casa de una tía.
Mis hermanos y mis primos, hacíamos unos campamentos
de soldados fenomenales en el patio de mi casa, compartíamos y nos divertíamos
con juegos sanos. Hoy en día, muchas veces, no comparten ni con sus propios
hermanos, porque cada quien está por su lado. Hay muchos niños que no quieren
salir a jugar, prefieren no salir de sus casas.
Desde que la cantarita sonaba, todo el mundo salía
emocionado y a jugar se ha dicho: al trucano, aro, el pañuelo, que pase la
señorita, mar y tierra, el escondido, el topao, el pañuelo, la placa. El matao
no me gustaba mucho porque me daban muy duro. Como no recordar la famosa
botellita. Al final hacíamos una recogida de foni uno y a dormir feliz, y
pedirle a Dios que llegara el siguiente día para volver a jugar.
Antes con poca cosa éramos felices, hoy en día con
todo en abundancia y, siempre le falta algo a nuestros hijos. Mi padre me
cuenta que, a la edad de 12 años, tenía que levantarse a las 4 de la mañana
para ir con un familiar a vender frutos. Imaginen en tiempo de lluvias cuando
el burro se le encharcaba.
Otras veces se tenía que levantar a las 6 de la mañana a
buscar agua y eran las 11 de la noche y aún estaban despulpando café. Hoy en
día, para que nuestros hijos nos ayuden con los quehaceres de la casa, tenemos
que realizar mucho ruego y hasta se molestan si los llamamos mucho y nos dicen
que vayamos nosotros.
Toda esta diferencia de los niños de antes y los niños
de ahora, se la debemos a esta sociedad moderna, a las costumbres que hemos
adoptado de otros países y ver como la tecnología esta dañando la mente de
nuestros niños.
Cuando era niña escuchaba a mi abuela, cantar muchas
canciones. Recuerdo el radio que mi padre tenía y ponía los discos de canciones
viejas, las cantábamos todas y más limpiando.
Eso es añoranza del ayer. Hoy mi
hija me preguntaba, ¿esa canción es de tu época? Cuanto extraño esos momentos
de ayer.
Los invitamos a que rescatemos esos tiempos de antes,
esos momentos de diversión tranquila y alegre y esos valores familiares que ya
se han ido perdiendo y, meditemos: “Si la sociedad está mal, es porque las
familias están mal”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...